«Nuestras ventas no han bajado para nada por la polémica de los pollos belgas contaminados por dioxinas». Así de rotundos se muestran los carniceros del Mercat Nou de Eivissa, que siguen vendiendo este tipo de carne a sus clientes apoyándose en la confianza que les suscita el pollo criado en la isla. A partir de la retirada del mercado de las piezas de pollo provenientes de Bélgica, el consumo del popular pollo payés gozó de un ascenso importante.

El «pollo amarillo», el más barato y que se suele traer desde fuera, está alcanzando en la península precios de 45 pesetas kilo, el más bajo desde el año 1977, según datos de la lonja de Bellpug en Lleida que marca el precio de referencia de los mercados españoles. No obstante, en Eivissa este producto se cotiza a 280 pesetas por kilo, una cantidad más de seis veces superior a la del resto de puntos de venta de España.

En concreto, en el Mercat Nou el pollo payés mantiene el mismo precio que se le asignó a principios de año. Así, el gallo o pollo de pluma roja criado en la isla se vende a 600 pesetas el kilo, mientras que el pollo amarillo ibicenco alcanza las 500 pesetas. Los expertos apuntan que uno de los motivos de este descenso en el precio es que hace dos semanas que han salido al mercado los pollos que se congelaron en la época en que surgió el escándalo de las dioxinas.

Otra de las razones para el derrumbe del precio del pollo es que, en épocas anteriores, el consumo de esta ave se disparaba en los meses de verano, algo que no ha sucedido este año.