Vista general del concierto a primera hora de la tarde de ayer y que se prolongó hasta últimas horas de la madrugada. FOTO: G. G. LAMA.

El polémico concierto que la cadena de televisión MTV celebró anoche en sa Pedrera no tuvo nada que ver con los festivales de música que se celebran a lo largo del verano. De hecho, no fue más que una discoteca al aire libre. A las nueve y media de la noche cerca de 3.000 personas campaban ya por alguno de los cinco ambientes: aire "el más grande, donde se instaló el escenario de mayor tamaño", agua, fuego, tierra y plasma. En su mayoría se trataba de clubbers, turistas ingleses habituales de las discotecas. La presencia de españoles era más bien escasa, casi nula.

Sin embargo, estas cifras pueden no significar nada, puesto que, según los responsables de prensa de la cadena, al final del día de ayer se habían vendido entre 8.000 y 12.000 entradas. Los datos oficiales no estarán disponibles hasta última hora de hoy. De todos modos, nunca se podrá decir que éste haya sido el concierto más multitudinario de cuantos se han celebrado en Eivissa, puesto que algunas discotecas han llegado a reunir cantidades similares de clientes.

El concierto comenzó con retraso. Hasta las nueve no comenzaron a pinchar los primeros disc jockeys. Los grupos importantes "Orbital o Jungle Brothers" tenían previsto subirse al escenario a partir de medianoche. Toda la zona de sa Pedrera se convirtió en un plató para las cámaras de la MTV. Lo primero era la televisión; aunque el recinto se llenara con 12.000 personas, lo importante eran los 300 millones de espectadores potenciales que podían seguir desde su casa el espectáculo.

Las paredes de la antigua cantera sirvieron de improvisados paneles para las proyecciones; en ellas se reflejaban constantemente los logotipos de los patrocinadores del concierto, una marca de caramelos y otra de cerveza.