Alumnos de dietética en la clase de laboratorio del instituto Algarb. | MARCO TORRES

La crisis y las exigencias del Plan de Bolonia, el nuevo plan de estudios que ha entrado en vigor este curso para adaptar los estudios al marco europeo, han dado una oportunidad para relanzar a la Formación Profesional (FP), una opción elegida hasta ahora para muchos adolescentes que no querían estudiar y que ha renacido en el momento actual. El número de estudiantes matriculados en los 63 ciclos formativos que se imparten en las Pitiüses supera el millar con 1.288 alumnos matriculados. El curso pasado, 2008-2009, las Pitiüses registraron 982 alumnos. Los ciclos formativos eran 54. En algunos institutos como el Isidor Macabich ha aumentado hasta un 20% el número de alumnos matriculados en los ciclos de grado medio.
Juli Garrido, jefe de estudios de ciclos formativos del instituto Algarb de Sant Jordi y profesor de control alimentario del ciclo de grado superior de dietética, recuerda que la FP era «el cajón de sastre para los que no iban bien pero eso poco a poco ha ido cambiando y el alumno ve hoy en día que es una forma rápida y eficaz de integrar al mundo laboral», subraya.
Entre la oferta de la FP, Garrido destaca los Programas de Qualificación Profesional Inicial (PQPI), dirigidos a los alumnos de ESO que no acaban sus estudios. «Están dando muy buenos resultados y salen con un título profesional». El Algarb cuenta con un programa de jardinería. «Es su última oportunidad de sacarse un título y lo consiguen. Es muy gratificante para el profesorado y para ellos mismos». De hecho, el director de Formación Profesional de la Conselleria d'Educació, Miquel Mestre, destacó que estos jóvenes «tienen una motivación superior para que una vez que se quieran incorporar al mercado laboral tengan una formación». De hecho, este curso se han matriculado 66 alumnos en el segundo año de los PQPI con lo que le permitirán disponer del título de graduado de secundaria.
Los centros
El Algarb, uno de los centros junto al Isidor Macabich que cuenta con más oferta de FP, imparte ciclos formativos relacionados con la sanidad y la ley de dependencia o las nuevas residencias u otros innovadores como el de animación de actividades físicas y deportivas o el de entrenadores de baloncesto. Precisamente una de las características de los ciclos formativos es la continua renovación de los ciclos para adaptarse al mercado actual. Así, por ejemplo, ciclos como el de grado de enfermería ha sufrido un cambio y se ha adaptado a la nueva normativa pasando de ser un ciclo a dos para adaptarse al mercado laboral: el de farmacia y parafarmacia.
El mundo educativo de Eivissa se ha caracterizado hasta ahora por el abandono prematuro de los estudios para la incorporación al mundo laboral, sobre todo en temporada, y que permite a los jóvenes disponer de ingresos muy elevados. Pero ahora no es así. «No sabemos si es la crisis pero está cambiando», apunta Garrido. De hecho, todos los ciclos formativos del instituto han cubierto sus plazas y en algunas tiene un grupo extra como el de curas auxiliares de enfermería.
Garrido no cree que el interés por la FP sea pasajero sino al contrario. «Creo que cada vez hay más gente que elige los ciclos, tanto de grado medio como el de superior. Luego pueden evolucionar ya que de grado medio se puede pasar al superior e ir a la universidad. Hay mucha gente que ha seguido esos pasos. Ha ido trabajando en las competencias que le marca cada título y no se ha querido parar porque tenía opciones», explicó.
La FP también permite que, por su carácter practico, «los chavales se encuentren muy a gusto» sobre todo, después de perder el hábito de estudiar . «En la FP te encuentras que aunque estudies teoría todo tiene una aplicación práctica, nada se estudia por qué sí. Es un cambio muy diferente para un alumno que viene de cuarto de ESO. Los módulos prácticos son muy golosos: se van a hacer bicicleta, equitación o natación. Eso lo van motivando» dice Garrido en alusión a la familia profesional de actividades deportivas.
Todos los consultados reconocen que la FP está atravesando un buen momento. «Es un poco por la crisis porque la gente no tiene trabajo y piensa que es el momento de engancharse a sacar un título que te exigen y abre puertas», apunta Garrido. «Un motivo puede ser la crisis y también que la formación nos puede llevar a tener un mejor empleo a la vez que hay un reconocimiento de los ciudadanos a la formación que se imparte», añade Mestre. «No hay trabajo y los chavales de 17 o 18 años optan por formarse», subraya Mariano Joan, el director del Isidor Macabich. En su opinión quienes están saliendo bien parados «son los que optan por formarse».
Mestre reconoce que en otras ocasiones en las que ha habido crisis, la FP no se ha visto como una oportunidad de mejora pero «en este caso la valorización de la FP y el hecho de que tenga un reconocimiento de los empresarios ha ayudado mucho a que la gente se haya concienciado, es una solución», apostilla.