El consejero madrileño de Presidencia, Justicia e Interior, Francisco Granados, y los presidentes de Balears y Extremadura, Francesc Antich y Guillermo Fernández-Vara, respectivamente, durante la intervención del presidente de la Generalitat de Cataluña, José Montilla. | Ballesteros

El president del Govern balear, Francesc Antich, ha pedido hoy que se proceda a la renovación del Tribunal Constitucional porque está convencido de que la confrontación en cuestión de organización del Estado muchas veces responde a «tacticismo oportunista».

En su intervención ante la Comisión General de las Comunidades Autónomas que hoy debate a petición del presidente catalán, José Montilla, la renovación de los miembros del Tribunal Constitucional, Antich ha opinado que la confrontación «muy a menudo no responde a la realidad auténtica sino a otros tipos de posturas».

Así lo demuestra el hecho de que muchos de los artículos del Estatut impugnados se han podido aprobar en otros territorios, ha dicho el presidente balear, quien ha insistido en «la particularidad insólita» que provoca que muchos de los artículos recurridos son «idénticos o muy parecidos a los artículos del Estatuto de Baleares».

«En Cataluña, el PP actúa con una gran beligerancia política, mientras que el mismo PP en las Islas Baleares no sólo defiende el Estatuto sino que fue uno de sus promotores», ha puntualizado Antich, para quien «esta incoherente forma de proceder debería ser el primer motivo de reflexión para facilitar que gane el sentido común».

Asimismo, ha considerado que «por sentido común y por coherencia política», el PP debería haber retirado ya la impugnación de los artículos del Estatut catalán idénticos o de contenido parecido a los de otros estatutos, porque «seguramente si se hubiera actuado con coherencia, una gran parte del problema estaría resuelto».

Esta «extraña esquizofrenia política marca una confrontación especial» al Estatut de Catuña que «lejos de responder a una posición coherente y seria visto como se ha actuado con los otros estatutos parece que responde más a un tecnicismo oportunista respecto a un determinado territorio» y demuestra una «visión del Estado poco seria».

Por ello, Antich ha apostado por la necesidad de «alejar tecnicismos de temas tan importantes» y «haciendo una apuesta por el consenso», de manera que se convierta el Senado en una «auténtica Cámara territorial».

El funcionamiento y desarrollo de muchos de los artículos impugnados en el Estatut en otros estatutos «ha permitido comprobar la inexistencia de peligros imaginados por algunos y la ausencia de elementos desintegradores del Estado».

Tras apostar por una «Constitución viva», cuyo secreto de su solidez «sigue estando en sus formaciones abiertas e integradoras», Antich se ha mostrado convencido de que la nueva hornada de estatutos, como el de Cataluña y Baleares, «responden a estas formulaciones» que, a su juicio, «pueden estar en peligro por una impugnación que no responde ni a la coherencia ni al sentido común».

Antich, que ha mostrado su «satisfacción» por poder hacer su intervención en la lengua propia de su comunidad, el catalán, ha hecho una «defensa genérica del Estatuto de Cataluña, que no obedece a ninguna intención partidista sino simplemente al sentido común», y ha mostrado su defensa también por el estatuto balear que «podría verse afectado por la impugnación» que se ha presentado contra la norma catalana.