El hasta ahora director comercial del Grupo Playa Sol, Javier Perelló, se convirtió ayer en el administrador judicial tras la intervención de la empresa y el dictamen de prisión sin fianza de su responsable, Fernando Ferré. Perelló quiso tranquilizar a todos los trabajadores y a los proveedores asegurando que ve «un ápice de viabilidad en la empresa y creo que puede llegar a ser viable».

En este sentido, el nuevo administrador judicial, que debe rendir cuentas ante el juez cada dos semanas, apuntó que la intención de la nueva política del GPS es la de «rectificar los contratos de cuatro horas para que vuelvan a ser de ocho». En cuanto a aquellos que no tenían contrato «quiero que firmen automáticamente un contrato retroactivo para que puedan percibir la prestación servida». «Lo que les transmito a los trabajadores es calma, apoyo y paciencia porque necesito unos días para instalarme en mi puesto y para negociar con el banco», indicó Perelló. De hecho, y según comentó, espera poder hacer frente a las nóminas de mayo a lo largo de la próxima semana: «Estamos hablando de aquellas que estén tributadas, no voy a pagar ningún beneficio al trabajador que no esté tributado».

Los proveedores

La misma calma que pidió a los empleados también la reclamó a los proveedores: «Necesito su apoyo para seguir dando el servicio a los hoteles, me comprometo a luchar para que todo siga adelante». En esta línea señaló que la sensación desprendida de las primeras conversaciones con el banco «son positivas». Javier Perelló compareció ante los medios junto al también nuevo director comercial, Diego Calvo, y señaló que una vez que se realice un estudio económico de la empresa se estudiará el caso de cada uno de los trabajadores.

En cuanto a la llegada de los trabajadores del extranjero, que Perelló aseguró que son «dos o tres» llamados por anuncios puestos en prensa foránea, Perelló explicó que mirará la situación de cada uno de ellos y la posibilidad de contratación: «La prioridad ahora mismo son los trabajadores que están contratados y primero hay que arreglar la situación de los trabajadores de la isla antes que dar trabajo a gente externa», apuntó.

En cuanto al hijo del empresario, Fernando Ferré Garnacho, el administrador judicial apuntó que continuará trabajando en la cadena, «aunque tendremos que estudiar donde puede desempeñar su función; de momento, él ha trabajado bien y seguía los recados de su padre, no ha tenido poder de decisión sobre sus actos; sería injusto por mi parte despedirlo sin valorar su trabajo».

En relación a los establecimientos con los que cuenta en régimen de alquiler, Perelló quiso indicar que la empresa «es partidaria de seguir con los arrendamientos que son rentables y no hay porqué alarmarse». Aún así, señaló que al final de temporada se estudiará la rentabilidad de los diferentes establecimientos y el futuro de los mismo «y lo mismo pasará con las compras directas». «Ahora mismo está descartada cualquier tipo de inversión; no se va a invertir absolutamente nada en hoteles ni en ampliación de la planta hotelera», sentenció Perelló.

«Era una empresa unipersonal, dependía únicamente de Ferré»

En cuanto a la gestión de Ferré, el nuevo administrador judicial apuntó que la empresa funcionaba de «forma irregular». «No voy a consentir ningún tipo de ilegalidad en ningún ámbito, ni turístico, ni laboral, ni fiscal». En este sentido Perelló destacó que se trataba de una empresa «unipersonal, dependía única y exclusivamente de Fernando Ferré». Ante esta situación, el nuevo administrador indicó que conocía que había irregularidades «pero no sabía que había tantas». Además, explicó que denunciar un hecho de tal calibre «y en una empresa de este tipo, era complicado». Perelló instó a no ahondar más en el pasado y apostar por el futuro, aunque reconoció que el Grupo Playa Sol «no puede pasar de la noche a la mañana de ser ilegal a ser legal».