La clase de windsurf y catamarán empezó pronto. Cuando faltaba poco para que acabara, los alumnos quemaban sus últimas energías a golpe de remo en las canoas. Héctor, de ocho años, Sergio, de 10, y Viçencs, de 11, salían del agua de Platja d'en Bossa para valorar su primera clase de windsurf y catamarán.

«Nos han enseñado cómo coger y colocar el timón, los nombres de las velas y, además, la diferencia que existe entre posidonia, algas y plantas marinas. También a girar el catamarán», explicó Sergio, que ya había hecho un curso de kayak antes y que decidió apuntarse a estas sesiones para aprender a navegar y «estar con mis amigos». Sus compañeros Héctor y Viçencs, sin embargo, no habían tenido ninguna incursión en deportes acuáticos, pero se apresuraron en puntualizar: «Nos encanta la playa y este curso es una manera de hacer algo diferente en verano. Es muy divertido».

Y es que el principal objetivo de estos cursos, impartidos por el centro Anfibios en colaboración con los ayuntamientos de Sant Josep y Eivissa, es que los niños hagan deporte y se diviertan.

«En tierra les decimos que hay que calentar para que todos sepan que hay que estar preparados porque es un deporte. Montar el material, la vela y la tabla, por ejemplo y ya salen al mar. En el catamarán salen a navegar enseguida y en el windsurf primero tienen que saber aguantar el equilibrio en la tabla», afirmó Jaume Torres, director de esta escuela de vela. Y puntualizó: «Lo importante es que se lo pasen bien».

Para fomentar ese aspecto más lúdico de las sesiones, al acabar los aprendices de surfistas montan en canoa, juegan entre ellos en el agua y se relajan.

Estos cursos tienen una duración de una semana.