El juicio por este caso comenzó el martes y está previsto que concluya el viernes; en la imagen, los acusados. | ESTEVE FRANQUESA

En la segunda jornada del juicio por el vertido de la gasolinera de Santa Gertrudis se escucharon, entre otros, los testimonios del arquitecto técnico de la obra civil y el del responsable de la empresa que daba mantenimiento a la estación de servicio. Los cuatro acusados, el propietario de la empresa, las dos apoderadas de la misma y el arquitecto que firmó el final de obra, negaron el martes, en el primer día de juicio, cualquier responsabilidad en lo ocurrido. Dijeron que desconocían por qué se habían instalado depósitos de fibra en lugar de acero, como estaba previsto, y señalaron al responsable de la empresa que realizaba el mantenimiento como la persona que les dijo que la grieta se podía reparar y, de esta forma, volver a usar el depósito, instalando para ello unos medidores de volumen.

Pero ayer el arquitecto técnico de la obra civil aseguró que se usaron depósitos de fibra en lugar de acero porque, cuando comenzó la obra no los había metálicos. Antes de colocar los depósitos de fibra, insistió el arquitecto técnico, se consultó con los propietarios de la gasolinera, que dieron su aprobación, así como Industria. «Nos dieron la homologación, no teníamos por qué dudar, nada dijeron acerca de que no se pudieran instalar ni que precisaran de otro tratamiento», señaló el arquitecto técnico, que añadió que no sabía si se había informado al Govern balear.

Sin sujeciones

En cuanto a por qué tras las lluvias de 2002 los depósitos acabaron flotando, el aparejador dijo que no recordaba si se habían fijado o no al fondo y, aunque sí afirmó que se sujetaron con correas en los laterales, nada pudo responder cuando le dijeron que una vez que se retiraron los depósitos no se encontró ningún tipo de sujeción. El testigo, que dijo que no había jefe de obra civil aunque admitió que él era el máximo responsable de la misma, reconoció que no tenía experiencia en la construcción de este tipo de estructuras y también que los propietarios no tienen por qué entender de depósitos de hidrocarburos, pero recordó que un estudio geológico, que no se realizó, «no era obligatorio».

Cuando se realizó la obra no se detectó agua a la profundidad a la que se colocaron los depósitos, pero después, con las lluvias, el nivel de la capa freática ascendió y los depósitos acabaron por flotar, lo que podría haber propiciado la aparición de la grieta por la que se filtraron unos 30.000 litros de gasolina sin plomo. Es posible que un estudio geológico hubiera advertido de esta posibilidad si se instalaban depósitos de fibra sin fijar.

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Por su parte, el responsable de la empresa que daba mantenimiento a la estación de servicio negó que dijera a los propietarios de la gasolinera que, una vez reparada la grieta del depósito, pudieran volver a usarlo. «Una vez reparado se puede volver a usar», dijo no obstante en el jucio.

Aunque este hombre no dispone de titulación técnica al respecto, a su juicio las alarmas visuales y sonoras que avisaban de la fuga no eran fiables, por lo que decidió instalar un sistema de medición del volumen que a él le parece más apropiado, aunque, apuntilló, a esto no se le puede considerar una alarma para fugas. De hecho, aunque dijo que no desconectó el sistema, reconoció que tras su trabajo la gasolinera se quedó sin sistema de alarma. Insistió en que no es cierto lo que anteayer dijeron los acusados y aseguró que no participó en una reunión en la que, supuestamente, habría informado a los propietarios de que cinco días después de reparada la grietar pudieran de nuevo utilizar el depósito.

«Yo no tenía ningún interés en que la gasolinera siguiera funcionando»

Según el responsable de la empresa que daba mantenimiento a la gasolinera, una vez que se detectó la fuga y le avisaron, él comprobó que el tanque estaba bien y se podía usar, aunque no había sistema de alarma que avisara de fugas. «Es legal suministrar gasolina en un depósito sin alarma, de hecho el 60 por ciento de las gasolineras españolas no tienen porque son de pared simple», aseguró.

Dijo que él no desconectó las alarmas, sino que no funcionaban. «A mí me contrataron para que instalara medidores de volumen (...) yo no tenía ningún interés en que la gasolinera siguiera funcionando».