J.M.A.

En el juicio por el vertido de la gasolinera de Santa Gertrudis declararon ayer seis personas con viviendas o negocios en la zona que se vieron perjudicados, ya que desde finales de 2002 no pueden usar el agua de sus pozos e incluso algunos de ellos todavía hoy siguen sin hacerlo porque la Conselleria de Salut lo impide por precaución. Todos ellos reclaman una indemnización. La mayor parte son particulares que, desde entonces, compran agua tanto para beber como para lavarse, cocinar y para regar sus huertos.

Uno de los denunciantes dijo que cuenta con un pequeña industria de elaboración de quesos y otros productos naturales y que desde que se produjo el vertido se ha visto en la necesidad de contratar un servicio de suministro de agua.

También declaró el jefe del Servei d'Estudis y Planificació de la Direcció General de Recurssos Hidrics del Govern, Alfredo Barón, un funcionario con 42 años de experiencia que confirmó que, según sus cálculos, el vertido fue únicamente de gasolina sin plomo, que fueron entre 20.000 y 30.000 litros, que lo más probable es que toda esta cantidad se filtrara de una sola vez, que la contaminación ha afectado a una franja alargada de unas 3 o 4 hectáreas y que tuvo que ocurrir entre el otoño de 2001 y el invierno de 2002, cuando se pasó de un fuerte periodo de sequía a otro de lluvias, lo que elevó el nivel de la capa freática.

Dijo que es el mayor y más grave vertido de hidrocarburos jamás registrado en Balerars, al menos en tierra. Desde entonces, Recursos Hídricos ha realizado diversas fases de descontaminación de la zona y, en la actualidad, Barón cree que tendrá que suspenderse el proceso de limpieza, ya que no compensa económicamente.

Mejorar la normativa

En cuanto a los riesgos para la salud, dijo que las moléculas de la sustancia contaminante (exclusiva de la gasolina sin plomo) son demasiado grandes como para ser absorbidas por las raíces de las plantas de la zona: «Si el árbol regado con este agua da frutos, es que se pueden comer; es decir, o la planta se muere o a la planta no le pasa nada».

El técnico adelantó que, para evitar problemas como éste, el Govern va a modificar la normativa como ya hizo Cataluña. A su juicio, en acuíferos superficiales, como el contaminado de Santa Gertrudis, habría que hacer un estudio geológico antes de construir una gasolinera. Además, añadió, los sistemas de alarma en los tanques no son suficientes, por lo que a su entender habría que instalarlos también en los terrenos circundantes.

Dos coches de una empresa de alquiler llenaron sus depósitos con agua

Uno de los perjudicados que ayer declaró como testigo explicó ante la juez del Juzgado de lo Penal número 2 de Eivissa, Martina Rodríguez, que dos de sus vehículos repostaron en el surtidor de gasolina pero que en realidad lo que puso en los depósitos fue agua.

Ocurrió antes de las primeras denuncias, que fueron en septiembre de 2002. «Me dijeron que había llovido y que había un problema en uno de los tanques, que tenía agua», señaló. Los responsables de la gasolinera pagaron la reparación de los dos coches.