Enviar su pedido para Nochebuena era una tarea que ya no se podía postergar por más tiempo. | ESTER REQUENA

Si hay alguien que por estas fechas tiene realmente mucho trabajo ése es sin duda Papá Noel.

Este famoso y atareado personaje no para de recaudar información para llevar a cabo con éxito su día más importante del año. Por este motivo, hoy ha visitado a los niños de Can Cantó y se ha encargado a conciencia de recibir la esperada carta de cada uno de ellos.

Todo comenzó sobre las 12 del mediodía cuando los niños de tres y cuatro años escucharon de boca de un señor vestido de rojo y con blanca barba, que tantas veces habían visto por la tele, «vengo de muy muy lejos a verlos a todos vosotros porque os habéis portado muy bien». Y para romper el hielo, y la caras de susto mezcladas con sorpresa, al mismo tiempo pidió al auditorio que «levante la mano el que me quiere más».

En este momento nadie dudó de lo que debía hacer, y más con un hombre tan poderoso enfrente. David fue el primero en tomar coraje y pasar a poner su carta en la urna, aunque no pudo hablar mucho con Papá Noel porque de repente no podía ni recordar cómo se hacía debido a los nervios de este importante momento. Jairo y Salman hicieron lo propio con algo de desconfianza pero con toda la ilusión dibujada en el rostro. Mientras que la madre de Salman, Hana, comentaba que «me parece que se ha asustado un poco pero a la vez le ha gustado mucho».

Azucena Briones, una de las maestras, recordó que durante la semana «los niños estaban súper emocionados, preparando sus cartas y sus figuritas». Y señaló que «como aún no saben escribir recortaron de diarios y revistas lo que le querían pedir a Papá Noel y lo pegaron en su 'carta'».

Más eventos

Mientras tanto, el colegio Sa Real también disfrutó ayer de una jornada navideña que comenzó con la bendición del belén hecho por los alumnos del tercer ciclo a cargo del obispo.

Más tarde alumnos del primer y segundo ciclo agasajaron a sus padres por casi 30 minutos con los villancicos que habían preparado. A su vez, los padres tendieron una mano a los niños de sexto que llevan el kiosco encargado de la chocolatada y los bizcochos cuya recaudación estuvo destinada al viaje de estudios.

Por su parte, Nuestra Señora de las Nieves contó con el festival en el que los infantiles cantaron villancicos, incluso uno en inglés, realizaron un belén viviente y enviaron su carta a los Reyes Magos. Los niños de primer y segundo ciclo también interpretaron sus canciones de Navidad. Todo esto como ante sala a la deliciosa chocolatada con bizcochos que degustaron entre todos.

Jubilación a lo grande

Seguramente todos los trabajadores desearían sentirse tan queridos como Rafael Vicente Robles cuando el colegio Sa Real le entregó un premio durante el festival de Navidad.

Rafael recuerda con los ojos llenos de emoción, mientras todos los niños lo saludan al irse a casa, que «hace 21 años que entré en el colegio a trabajar como portero gracias a mi padre que también lo había sido durante muchísimo tiempo».

Al preguntarle por los entresijos de este homenaje reconoce que «no sabía nada. Los niños comenzaron a decirme que me iban a hacer un regalo y entonces fue cuando empecé a sospechar algo». Y agrega que «me he emocionado mucho, he criado a no sé cuantos niños y he visto crecer a no sé cuantos más». Lás lágrimas aparecieron tímidamente en los rostros de muchos de los niños durante el acto lo que provocó la misma reacción de parte de Rafael que «no pudo evitarlo».

Este entrañable portero recuerda que heredó de su padre la costumbre de llevar caramelos en los bolsillos. Todos los niños lo saben y no dudan en reclamar su parte al encontrarse con él.

Hoy a las tres de la tarde será el último día en el que se vea a Rafael dando vueltas por la puerta del colegio mientras se cerciora de que está todo bajo control pero se lleva con él la satisfacción de «sentirse muy querido por los niños y por el colegio».