Con un teclado, dos guitarras, un par de panderetas, castañuelas, un gran tambor rociero y, sobre todo, la fuerza de sus voces y palmas se dieron cita las 18 personas que integran el coro rociero de Sant Antoni, que se encuentra inmerso desde esta semana en la grabación de su primer disco. Metidos en el estudio, las mujeres afinaban sus voces, mientras otros se dedicaban a poner ritmo con las palmas. Y para este calentamiento inicial en esta primera sesión nada mejor que la Salve Rociera.

La idea de grabar un disco, del que todavía no han decidido el título, surgió en 2007 a raíz de la visita del sacerdote sevillano Quevedo. «Vino a hacer el pregón rociero; ha dedicado buena parte de su vida a la Virgen del Rocío. Le pedimos que nos hiciera unas letras con idea de hacer este disco», explica Juan Bastida, director del coro de la hermandad rociera de Sant Antoni, que a los ocho temas compuestos por el párroco sevillano suma dos más que ha escrito él mismo.

De esta manera, los temas Andando, Qué culpa tiene el Rocío o Son cuatrillizas (composición dedicada al conjunto de Balears) se une Déjame y Fandango por Huelva.

Este coro rociero, creado en 1990 dos años después del nacimiento de la Hermandad Rociera de Sant Antoni, afronta con ilusión este primer reto de grabación de disco, que se prolongará previsiblemente hasta principos de marzo: «Queremos grabar dos temas por semana, aproximadamente», especifica Bastida.

Y si bien aún no pueden determinar cuándo verá la luz este conjunto de voces e instrumentos rocieros, sí que pueden adelantar que la presentación oficial seguramente se hará coincidir con la celebración del Rocío en Sant Antoni, previsto para los días 14 y 15 de mayo.

La Hermandad Rociera de Sant Antoni participará este año en el Rocío con un ánimo diferente, pues tras 23 años de existencia por fin han conseguido la categoría de Hermandad Filial de la matriz de Almonte, que acordó admitir como filial a los hermanos de Sant Antoni el pasado 25 de enero. El acto de entrega del título tendrá lugar mañana en el santuario de Almonte.