Gonzalo González es una de esas personas hechas asi mismo que, con mucho esfuerzo, algo de mano izquierda y buenos productos, ha logrado sacar adelante 'La Canela' una de las pastelerías emblemáticas de Vila. No en vano este cacereño de 53 años, no ha parado de trabajar en el mundo de los pasteles desde que comenzó a los 14 en Madrid. Está muy orgulloso de su profesión, a la que considera «un arte efímero que te puedes comer y que aporta felicidad a la gente, porque muy pocas personas se comen un pastel enfadados».

Tal vez por eso para Gonzalo el dinero no es lo más importante, ya que para él «un día majestuoso es aquel en el que trabajo mucho y en el que todos mis clientes se van satisfechos y con una sonrisa de oreja a oreja». Por eso, «nosotros intentamos poner mucho cariño en cada uno de nuestros productos desde que abrimos las puertas de 'La Canela' por primera vez un 10 de diciembre de 1986».

Desde entonces, la isla «ha ido creciendo mucho y no de la mejor manera, sobre todo ses Salines, uno de mis lugares preferidos para perderme cuando era soltero comiendo una tortilla, un bocadillo o un sandwitch». Ahora, a punto de cumplir 25 años desde sus primeros pasteles y roscones, su negocio también ha ido creciendo, contando actualmente con un equipo de 20 personas de múltiples nacionalidades del que se siente especialmente orgulloso, incluyendo su propia mujer y su hija.

Gracias a ello, y aunque confiesa que todos los días es el primero en llegar a su pastelería a eso de las cuatro de la mañana junto con el panadero, cada vez intenta dedicar más tiempo a «mi pequeño terreno, mis animales y mis árboles frutales», y sobre todo a dos de sus grandes aficiones, la pesca con caña en Cala Xarraca, e ir a recoger setas cuando llega la temporada, aunque confiesa con una sonrisa pícara que «cada vez son más los amigos que piensan en mi cuando van al campo y me las regalan».

Sin embargo, uno de los grandes secretos de Gonzalo pasa por la cocina de su casa. Y es que muchos no saben que es todo un fanático de este mundo y que prácticamente todo lo que lee son libros sobre este tema. Por eso, es un reputado chef que no sólo hace buenos pasteles sino los platos más jugosos para su familia y amigos.