Los fuegos artificiales que se proyectaron en las dos pantallas ubicadas junto al escenario no hicieron tanto ruido como la artillería pesada que se guardaron los candidatos para soltar en este final de campaña. Sobre todo, Lurdes Costa, que no reparó en acusaciones a su contricante Marienna-Sánchez Jáuregui, vinculándola con ilegalidades como la casa Cretu o proyectos urbanísticos en parajes naturales como Cala d'Hort. Todo ello, regado, eso sí, con el discurso constante de PSOE-Pacte per Eivissa sobre el programa oculto del PP. Incluso sacó el tema del Cola Cao, que bien enterrado estuvo, por lo menos en Eivissa, durante toda la campaña electoral. Por lo demás, el acto fue a la medida. Las sillas fueron las justas, 350 y poca gente de pie. Los niveles de sonido para hacer saltar cualquier caja torácica, y muchos, muchos aplausos, que para eso, la fiesta, es entre los suyos.