El momento en el que los cañones empezaron a descagar espuma fue recibido con alegría por todos los presentes.

Locura por la espuma. Esto es lo que se vivió ayer en la discoteca Amnesia durante la tradicional fiesta de la espuma que organiza el payaso Piruleto en beneficio de la Associació de Persones amb Necessitats Especials de Eivissa i Formentera (Apneef).

La convocatoria fue todo un éxito y prácticamente no hubo ningún niño de la Isla que no estuviera allí. Los había de todas las edades y nacionalidades pero en todos reinaba un denominador común: pasárselo lo mejor posible.

Gran fiesta

Sin embargo y viendo lo que preparó el payaso ibicenco, muchas de atracciones y espectáculos organizadas no parecían cuadrar mucho con el público infantil.

Este fue el caso de lo vivido en el escenario de la pista principal de la discoteca, donde mientras en la gran pantalla se emitía la película de animación Up!, un lanzador de cuchillos demostraba su habilidad mientras su ayudante bailaba al ritmo de música del 'Far West' ante la incredulidad de los niños que no sabía muy bien que estaban viendo.

Esta misma sensación se repitió en la segunda pista de Amnesia. No en vano lo que se vio allí se asemejaba más a una noche de fiesta de cualquier fin de semana de verano con niños desenfrenados sin parar de saltar y bailar algunos de los éxitos musicales del verano en lugares destinados a las gogós.

La fiesta alcanzó su cúlmen cuando Piruleto, micrófono en mano, empezó a preguntar a todos los presentes si querían espuma mientras los cañones empezaban a colocarse en posición y empezaban a llover globos de todos los colores que los niños se volvían locos por coger amontonándose unos encima de otros.

Lo mejor de la tarde llegó cuando al grito de la multitud de ¡¡espuma, espuma!! los cañones empezaron a descargar.

Fue en ese momento en el que los niños y sus progenitores se volvieron locos mientras se llenaban de espuma de los pies a la cabeza y bailaban canciones infantiles de la brasileña Xuxa y la tradicional María del puertorriqueño Ricky Martin.

Sin embargo todo eso fue un espejismo y cualquier indicio de fiesta infantil volvió a quedarse de nuevo solapado por la música de David Guetta o Robert Ramírez y su tradicional Sick of love, mientras la pista se llenaba otra vez de brazos en alto y niños que bailaban enloquecidos en una pista que se quedó pequeña para todos los que acudieron.