La tasa de 10 euros que todos los usuarios de la sanidad pública balear deberán pagar para obtener o renovar la tarjeta sanitaria a partir de 2012, está dando mucho de qué hablar. Tanto que esta semana centralizó el debate de los presupuestos de la Conselleria de Salut, Família i Benestar Social para el próximo año.
El diputado socialista, Vicenç Thomàs, acusó a la consellera Carmen Castro de aplicar un «copago» al hacer pagar la nueva tarjeta sanitaria inteligente, lo que supondrá que el IB-Salut recaude más de 10 millones de euros en dos años.
Por su parte la diputada del PSM-IV-ExM, Fina Santiago, pidió a la consellera Carmen Castro que tenga en cuenta que se deberían hacer excepciones en el pago en el caso de las familias numerosas o de los parados.
Castro insistió en que se trata de una tasa al igual que la que abonan los ciudadanos cuando se hacen o renuevan el DNI y que el «verdadero copago» fueron los millones extras que gastó el pacto para hacer «la montañita de Son Espases» para evitar el impacto visual del hospital.
Los ciudadanos encuestados por este periódico mostraron opiniones diversas en cuanto a esta tasa de reciente creación. Algunos de ellos, como Catalina Marí, aseguraron que «esta es la primera medida de otras muchas de recorte o reajuste que conceremos relacionadas con la sanidad pública».
Otros ciudadanos como Toni Costa defendieron que se trata de una tasa que hay que pagar tan solo en el caso de renovar u obtener por primera vez la tarjeta sanitaria, con lo que, aseguraron que no les parecía una medida que hubiese que comentar demasiado ya que la cantidad, diez euros, tampoco la consideraron excesiva.