Rosa Estaràs, actual eurodiputada, llegando esta mañana a la Audiencia. | Pere Bota

Rosa Estaràs centró en Jaume Matas la decisión de contratar a Alemany para que le escribiera los discursos pero en una versión rebajada. Durante su testimonio en la fase de instrucción, la entonces vicepresidenta del Govern aseguró que era «imposible» que la decisión se hubiera tomado al margen del president y que si Alemany cobraba a través de Nimbus la única conexión era el propio Matas, matizó ayer en el juicio. Así, en diversas respuestas señaló que «lo habitual», «lo normal» o «la tónica» es que el director general de Comunicación, Joan Martorell, hubiera iniciado la contratación de Nimbus con el beneplácito de Matas. Sin embargo, casi en todas sus respuestas acotó: «Yo en este caso no lo sé, yo no estaba», a la vez que indicaba que «todos pensábamos que era así».


Curiosamente, de esa maraña de matices, la ahora eurodiputada sólo salió a preguntas del abogado de Jaume Matas, Antonio Alberca. Al preguntarle éste si alguna vez había preguntado a Jaume Matas sobre este contrato, contestó: «¿Por qué le voy a pedir algo que había decidido él? Además, la comunicación era un tema muy directo del presidente». Esa fue la afirmación más clara de Estaràs, más aún después de que, tajante, asegurara que ella hacía el seguimiento de la ejecución de sus decisiones políticas.

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Durante su declaración también aclaró que, aunque la Dirección General de Comunicación dependiera orgánicamente de ella, era Matas quien se ocupaba de estas cuestiones: «El supervisor del señor Martorell era el presidente». Otro punto importante de la declaración es que calificó como de «amistad» la relación entre Matas y Alemany: «Tiene que haber una relación de confianza con la persona que escribe un discurso». Sobre ésto no ahorró una puya: «Mis discursos me los hacía yo con mis funcionarios». Al preguntarle si el gabinete del President estaba capacitado para escribir los discursos respondió que sí, pero añadió: «el tema de los discursos es muy personal».


El de Estaràs era uno de los testimonios más esperados del juicio, sobre todo a la hora de que ratificara -como aseguraron la mayoría de los acusados- que era imposible que el contrato con Nimbus para retribuir los pagos a Alemany se hubieran hecho sin el conocimiento del president. Ésta es una de las claves para poder atribuir -como hace Fiscalía- a Jaume Matas un delito de malversación de caudales públicos.


Además de la eurodiputada declararon varios empleados de Nimbus, la ex directora técnica Jane King y los inspectores del Grupo de Delincuencia Económica del Cuerpo Nacional de Policía encargados de la investigación. Éstos recordaron que fue en el registro de la agencia de comunicación Nimbus donde se encontraron los documentos que dieron pie a que se descubrieran los pagos a Alemany. La defensa del dueño de Nimbus, el abogado Antoni Coll, protestó ante la presidenta después de que la jefa del grupo afirmara que se habían encontrado indicios de falsedad documental. La magistrada Margarita Beltrán defendió la suficiente formación de la agente para realizar este tipo de afirmaciones.