Joan Torres, Maries, está cansado de ver cómo algunos excursionistas que visitan las Fonts de Rubió, en Sant Miquel, le roban la fruta, dejan basura, estropean los muros de piedra y hacen barbacoas en su terreno. Por eso, desde hace años trabaja en un proyecto que ahora ha recibido la declaración de interés general del Consell para regenerar todo el entorno, hacer un recorrido etnológico para el antiguo huerto de árboles frutales de regadío y habilitar un aparcamiento con el fin de ordenar todo el espacio y evitar mayores impactos sobre la finca.
Esta parcela, que tiene 13.740 metros cuadrados y está atravesada por un torrente con un salto de agua, es visitada por numerosas personas sobre todo en invierno, cuando las lluvias dejan un bonito espectáculo poco usual en Eivissa. Es entonces cuando se producen las aglomeraciones. «Se han montado follones muy grandes para ver la catarata grande que se forma, hubo un año que un periódico sacó un reportaje y tuvimos más de 200 coches y eso era un exceso de gente», explicó Torres, que no quiere que este asunto se «descontrole» y por eso aboga por montar un circuito en el que también haya papeleras para evitar que todo se ensucie y propiciar que la gente sea «más respetuosa». De hecho, asegura que el antiguo dueño vendió el terreno porque se «aburrió» de tener problemas e incluso un día tuvo un enfrentamiento con un visitante en el que sacó una escopeta y pegó dos tiros al aire que «le trajeron problemas».
La intención ahora es acondicionar y ordenar la zona para un uso lúdico y enseñar a los visitantes cómo funcionaba antiguamente una pequeña explotación agraria con riego en Eivissa. En principio se prevé recuperar las instalaciones históricas de cultivo y riego, dos safareigs, uno de ellas de época árabe y una sènia. «También cabe la posibilidad de que los safareigs puedan llegar a ser un lugar de cría del sapo balear», dice el proyecto, que prevé enseñar a los usuarios cómo circula el agua por las norias de riego.
Se prevé construir un aparcamiento sin asfaltar en una antigua feixa de cultivo con una ocupación de 450 metros cuadrados y cabida para 20 vehículos. También se creará un sendero delimitado por palos de madera, se instalará una pasarela para cruzar el torrente a base de estructura metálica forrada con madera y se colocarán bancos y papeleras y un punto de información en una pequeña cueva natural donde también habrá baños y alguna máquina de bebida.
La intención, según Maries, es ofrecer una «alternativa al sol y playa» y ayudar a desestacionalizar, además de ser una «nueva posibilidad de ocio para los residentes» que «contribuirá a promover la gastronomía, artesanía y los productos locales».

En principio no se cobrará entrada, solo si tiene demanda
El promotor de esta obra indicó que en principio no cobrarán entrada, pero si ven que a largo plazo hay mucha demanda y hay que poner personal sí que lo harán. «Ya me han pedido excursiones y para traer autobuses, por lo que quizás algo se tenga que cobrar para cubrir gastos», indicó Torres, que aseguró que será gratis para escolares y discapacitados.