Durante la despedida entre compañeros fue inevitable contener las lágrimas por lo sucedido.

César y Míriam son una pareja que trabajaban en Spanair y Newco. Ayer por la tarde acudieron al aeropuerto de Eivissa para despedirse de sus compañeros entre lágrimas de emoción y rabia por lo ocurrido. «Tenemos un hijo de cuatro años, una hipoteca por pagar más otros gastos fijos mensuales. Hemos estado todo el fin de semana llorando y pensando qué vamos a hacer ahora. Éramos fijos en la empresa», explicó Miriam, quien aseguró tener «mucha rabia contenida porque se trata de una decisión política que no se tomó en dos horas».

Esta pareja se enteró de la quiebra el viernes por la tarde mientras trabajaba: «Cuando vimos que no llegaba el último vuelo supimos que las noticias y rumores iban en serio». Y es que, igual que los pasajeros afectados, los trabajadores de la compañía se quejan de la falta de información y lo repentina que fue la quiebra. «Escuchábamos rumores de que la compañía no iba bien, pero no era la primera vez que se oían comentarios. Estamos convencidos de que no nos han informado del todo. Nos han dejado con una mano delante y otra detrás», aseguró Vicky Planells, una trabajadora que llevaba casi ocho años en la compañía.

Desde los sindicatos USO y CCOO explicaron ayer que los trabajadores se encuentran en permiso retribuido, lo que significa que están cotizando en la Seguridad Social, por lo que hasta que no se aclare la situación no podrán solicitar la prestación por desempleo. Por el momento, según informaron los sindicatos, los trabajadores han cobrado parte del sueldo de enero.

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Muchos trabajadores del medio centenar que acudió ayer a la convocatoria no han asimilado aún lo sucedido: «Yo soy de asimiliar y llorar más tarde. Ahora tengo mucha rabia. Para mí era un orgullo venir a trabajar porque éramos una familia. Por suerte tengo otros trabajos, pero ya no será lo mismo acudir a ellos porque si una empresa te puede pegar la patada en cuestión de horas, ¿quién dice que no puede suceder lo mismo en las demás?», se preguntaba Joaquín Prats, que llevaba cinco años en la empresa y éste era su primer invierno trabajando en Spanair. Él se enteró de la quiebra volviendo de vacaciones, pero su compañera Elena Berenguer, que trabajaba allí desde el 98, se enteró estando en el final de su permiso de maternidad, pues el lunes se incorporaba a trabajar: «Sigo pensando que no es cierto. Ahora es muy mal momento para quedarse sin trabajo, pero dentro de lo malo podré criar a mi hijo. Tengo compañeros que tienen hipoteca e hijos a su cargo y sufro por ellos».

Al drama humano se suman las consecuencias que la desaparición de Spanair tendrá para Eivissa. Los trabajadores alertaron ayer de que servicios básicos de carga quedarán prácticamente en suspenso, pues era la compañía que con más frecuencia los cubría: «A largo plazo, la quiebra de Spanair afectará mucho a Eivissa, sobre todo en invierno. Cubríamos los servicios de transporte de restos humanos [personas fallecidas] con la Península. Air Nostrum no puede hacerlo por la capacidad de sus aviones, las low cost no lo han hecho nunca y Air Europa lo dejará de hacer a partir de marzo. Se puede hacer vía Palma con Air Berlin», explicó Dani Gómez, que llevaba trabajando en Spanair desde 2007.

¿Quién cubrirá los servicios de carga?

Varios trabajadores expusieron ayer que Spanair se encargaba principalmente del traslado de animales de grandes dimensiones, prensa internacional, correo y personas fallecidas. Según explicaron, Air Nostrum no puede asumir este tipo de transporte por las dimensiones de sus aviones, Air Europa sí que los realiza, pero de manera puntual «y cuando las dimensiones del avión lo permiten», mientras que Ryanair y Vueling no lo han hecho nunca por su política de low cost. Al parecer, y siempre según lo que explicaron los trabajadores, se pueden hacer estos servicios vía Palma con Air Berlin. «Nos quedaremos muy aislados en todos los sentidos, más de lo que la gente pueda pensar, y creo que aún es pronto para darse cuenta de lo que esto supone», explicó un trabajador de la desaparecida compañía.