Es común encontrar bañistas en Sa Cova de ses Dones en pleno invierno. | TXEMA ALONSO

«Venimos a bañarnos muy a menudo porque es el sitio más maravilloso de Eivissa, aunque la gente tira mucha porquería». Sa Cova de ses Dones es la pequeña cala que se encuentra al final del barrio de es Soto, ya en la confluencia con el de es Puig des Molins, uno de tantos lugares maravillosos de la Isla que cuenta con la particularidad de que, al estar en plena ciudad, se llega a pie. Ayer, sobre las once de la mañana, dos vecinas de Vila se bañaban en sus aguas transparentes mientras otra tomaba el sol en la orilla.
«Al principio está un poco fría, pero después se está muy bien», explica una desde el agua. «Venimos muchos días y ahora el agua ya está más fría», añade. «El 1 de enero también vinimos a bañarnos y estaba más calentita», grita su compañera.

Suciedad
Ambas, eso sí, se quejan de que la gente arroja mucha basura en la zona. «Tiran de todo por el precipicio y se llena todo de cristales», lamentan. Algunas zonas del barrio de es Soto y de es Puig des Molins están especialmente sucias, pero, según estas mujeres, que son de Vila aunque no viven en este barrio, «del túnel para aquí [hacia el mar] ya es otra cosa».
El paseo por los pequeños acantilados de es Soto, que llega hasta la calle Ramon Muntaner, ya en ses Figueretes, es una zona en la que se han registrado varios incidentes graves en los últimos años, aunque las quejas vecinales no se refieren a la seguridad sino a la falta de limpieza.
Hace unos años en este área se encontró el cadáver de un joven marroquí cuyo cuerpo apareció desnudo, vestido tan solo con zapatillas deportivas. Este pasado verano, se encontró cerca de aquí la moto que alquiló en Eivissa el párroco de la localidad cántabra de Ampuero, desaparecido desde entonces.