Desde el despacho que antes ocupó Francesc Antich, el president, José Ramón Bauzá, culpa al anterior Govern del ajuste drástico que se ha visto obligado a realizar su gabinete. | Teresa Ayuga

Ganó las elecciones hace un año con el mejor resultado jamás conseguido por un partido. La dulce victoria ha dado paso a un año amargo en el que la marca de identidad han sido los recortes y las protestas por decisiones controvertidas sobre el catalán.

Empezaré por lo más actual: hace días que está recibiendo protestas, alguna de ellas violentas. ¿Ha reflexionado por qué?
—De la oposición me esperaba una condena, no esto. Me preocupa que se busque una relación causa efecto entre el ejercicio de la política y la violencia. Esto no es positivo para la sociedad, que lo que menos necesita son llamamientos a calentar la calle. Estamos haciendo aquello a lo que nos comprometimos. Lo hemos reflexionado desde antes de las elecciones y lo que hacemos es cumplir nuestro programa. Quien debe reflexionar es quien habla desde la equidistancia.

¿Hay partidos que empujan?
—No quiero decir nada más. Hemos reflexionado y cumplimos el compromiso que fue avalado por la inmensa mayoría de los ciudadanos. Es importante que haya responsabilidad por parte de todos: del Govern, pero mucho más de la oposición.

¿No habrá marcha atrás, aunque algunos en el PP lo pidan?
—En el PP nadie nos está pidiendo que demos marcha atrás. No podemos permitir que una minoría radical, por mucho ruido que haga en las calles, supere a la mayoría silenciosa que se pronunció en las urnas.

Algunas decisiones, especialmente las relativas al catalán, le alejan del regionalismo del PP.
—No nos hemos movido un ápice de donde hemos estado siempre. Son otros los que se han movido y quieren cambiar el enfoque.

Ganó hace un año con una amplia mayoría. ¿Cree que aún conserva este apoyo?
—No llevamos ni un año de gobierno y hay que esperar. Tenemos la hoja de ruta muy clara y sabemos que ahora toca tomar medidas duras y valientes, pero necesarias. Es cierto que no nos esperábamos la dimensión de la crisis y de la deuda que hemos encontrado, pero la acción de gobierno habrá que valorarla a los cuatro años.

Los recortes en sanidad le han granjeado críticas de colectivos cercanos al PP.
—Las decisiones no son un capricho. Entiendo que algunas medidas no se comprendan, pero son necesarias. Si no las hago, no seré un presidente responsable. No pueden prevalecer mis intereses personales sobre los generales y asumo el desgaste. Aquí no hacemos populismo ni buenismo. Este Govern no trabaja para intentar quedar bien.

¿Había que cerrar hospitales?
—Sí. Que se cierren hospitales no implica que se cierren prestaciones; implica que los pacientes que están hospitalizados irán a otros centros. ¿Qué hay de malo en ahorrar 26 millones con el mismo servicio? El coste diario de un enfermo en estos dos hospitales es de 375 euros y en Sant Joan de Deu o Cruz Roja, de 175 euros. Se hará lo mismo con menos dinero.

Entenderá, en cualquier caso, el enfado de los trabajadores.
—El Govern es consciente de la situación de dificultad que está viviendo el personal, pero para salir de esta situación hay que tomar decisiones que afectan a la estructura. Hemos llegado hasta aquí porque la Administración está sobredimensionada. Lo que no es de recibo es que, en la anterior legislatura, se gastarán cada año 1.000 millones que no se tenían y se contratara a 1.125 empleados al año. Sin esta sobredimensión, si no debiéramos 6.000 millones, no se tendría que hacer lo que se está haciendo. Hubo oportunidad de tomar decisiones y no se quiso hacer para no quedar mal ante la sociedad. El conseller Manera dijo que se tendrían que perder 700 puestos de trabajo al año en la Administración y no hizo nada. El año que viene podrá ver cómo las cifras económicas mejoran y, dentro de tres años aún más.

En este año las cifras del paro se han incrementado muchísimo. El PP no genera empleo.
—Nosotros no hacemos milagros. Dije que las cifras del paro mejorarían, pero necesitamos el plazo de una legislatura. Los últimos datos del paro empiezan a reflejar un cambio. Balears ha sido la comunidad donde menos ha aumentado y donde ha habido más contratación y afiliación a la seguridad social. Ha aumentado un 20 por ciento la creación de nuevas empresas y este Govern ha conseguido un cambio en la reforma laboral para bonificar la contratación a los fijos discontinuos. Estamos trabajando para generar puestos de trabajo. El PP es bueno en la gestión y genera riqueza. Ya hemos aprobado cinco proyectos de interés autonómico que generarán 600 millones de inversión y una contratación directa de 7.000 personas. Este gobierno genera confianza y los inversores lo están viendo.

Esos proyectos tendrán el coste de consumo de territorio. ¿Volvemos a la balearización?
—Lo que ha hecho el Govern es acelerar su tramitación, pero estos proyectos se han aprobado en el ámbito municipal. Hemos escuchado a los alcaldes, que nos han pedido que agilicemos el trámite. Queremos un modelo turístico de alta calidad y con estos proyectos lo conseguimos. Tanto el proyecto de sa Ràpita como el de Canyamel han sido solicitados por los ayuntamientos, uno con un alcalde del PP y otro con un alcalde del PSOE. El solar de sa Ràpita fue declarado de uso turístico por el Pacte. Este Govern lo que hace es aprobar lo que piden los alcaldes.

Ganó las elecciones con un código ético claro y su primera decisión fue subir el sueldo a sus colaboradores.
—No es así. Los primeros que nos hemos aplicado ese código somos nosotros. Hemos pasado de 14 conselleries a 7, hemos prescindido de 92 empresas públicas, que serán 100, y hemos pasado de 57 direcciones generales a 31. Nos hemos ahorrado 26 millones. El gabinete del señor Antich tenía muchos más asesores y lo que hemos hecho ha sido cambiar funciones de las personas y la estructura del gabinete. No se puede comparar uno con otro. Y no me he subido el sueldo; ni yo ni los consellers.

A los funcionarios se les suben las horas y cobrarán lo mismo.
—El gabinete no cobra más porque vaya a trabajar más, sino porque tiene otra estructura que implica otras funciones y una modificación salarial. Yo estoy agradecido a los funcionarios porque sé que les vamos a pedir un esfuerzo y van a trabajar más por el mismo precio.

Hay quien pide que se refuerce el Govern. ¿Habrá cambios?
—El Govern está funcionando a la perfección con esta estructura. Se pide que se reduzca el número de políticos, ¡pero es que nosotros eso lo hicimos en los primeros quince días! No estamos haciendo nada que previamente no hayamos hecho con nosotros. Desaparecen 92 empresas públicas con 92 gerentes, asesores y secretarias... 36 directores generales menos, con su secretario y su asesor. Sume cuántos cientos de políticos enchufados podría tener nuestro partido. Entiendo que ahora digan que deberían quitar políticos, pero yo lo hice el primer día: he dejado de contratar a cientos de compañeros de partido porque creo que tenemos que ser los primeros en dar ejemplo.

Hemos visto cómo el conseller Carlos Delgado contrataba a su novia. ¿A usted le gustó?
—Ese es un tema que ya ha pasado y donde ha habido una rectificación y eso es lo importante. Lo que tenga que hablar, lo hablo en el ámbito privado.

¿Intervino usted?
—No es importante que yo intervenga o no; lo importante es que se ha rectificado.

Ha demostrado mano de hierro. La destitución de la interventora fue fulminante. ¿Qué pasó?
—La interventora dio una información que no era cierta. Jamás escondería la deuda, pero es que además la ministra nunca me lo propuso. Ante una información de esa gravedad, no pude hacer más que lo que hice.

¿Y por qué dijo aquello?
—Eso se lo debería preguntar a ella. La información que dio no era verídica y no quedaba más remedio que tomar esa decisión.

Con el código ético chocan aparentemente sus negocios. Usted era administrador hasta hace unos días de una vinoteca.
—No tengo ninguna incompatibilidad. Me dedico en exclusiva a mi cargo de presidente y las dos sociedades que poseo no ejercen actividad. Dimití como administrador de la vinoteca el 9 de julio de 2011 y desde mi dimisión ya no era responsabilidad mía elevarlo al registro, sino del nuevo administrador. Con respecto a la segunda, está dedicada el ejercicio farmacéutico, pero no tiene actividad desde 2009 y se dedica a la gestión del patrimonio.

El PSM-IV denuncia problemas para obtener información.
—El Govern cumple los procesos administrativos. No tengo la menor intención de ocultar nada y estamos siendo absolutamente transparentes.