La concentración, que contó con la participación de 350 personas, tuvo lugar ayer por la tarde en la plaza de sa Graduada. | (c) Sergio G. Canizares

Alrededor de 350 personas, en su gran mayoría profesores, protestaron ayer contra los recortes en educación en una ruidosa cacerolada celebrada en la plaza de sa Graduada. La concentración empezó a las 19,00 horas y durante más de una hora no cesó el ruido constante de cacerolas, sartenes, silbatos y de diferentes utensilios que llevaron los manifestantes para hacerse escuchar.

La concentración convocó a algunos alumnos, a un buen grupo de políticos progresistas y a pocos padres. Fue la culminación de una jornada de protestas en muchos centros de la Isla con motivo de la huelga convocada en el sector en todo el país, que sin embargo no fue secundada por los sindicatos de Balears.

Al respecto, el coordinador el portavoz pitiuso del Sindicat de Treballadors de l´Enseyament Intersindical (STEI-i), Pere Lomas, explicó ayer que la decisión de no ir a la huelga fue acordada por los sindicatos y también fue consultada con la asociaciones de padres y alumnos «que expresaron su descontento porque no era lo más indicado para final de curso». «Pero sobre todo, porque no quieren que se vea como una situación laboral para el docente, que sí lo es, sino como una situación que afecta a toda la sociedad porque es una pérdida de derechos para toda la población», señaló.

Los despidos

Para el representante sindical, la previsión del despido «de 170 profesores de los institutos pitiusos, significa ir muchos años hacia atrás». En este sentido, recordó que a principios de curso las manifestaciones estaban destinadas a las carencias económicas de los centros educativos, algo que «ahora parece historia». Por ello, destacó que no se descartan más protestas porque en el futuro «puede pasar cualquier cosa».

Por su parte, el secretario general de UGT, Diego Ruiz, aseguró que aunque la participación de ayer era «aceptable», faltaban «padres y alumnos e implicación de la comunidad educativa».

Quienes sí estuvieron muy presentes fueron los profesores que también echaron mano de la creatividad para quejarse. Fue el caso de dos docentes que acudieron con sombreros y velos negros para mostrarse como «viudas de la educación pública». Una de ellas, Mercè Pellicer, profesora de pedagogía terapéutica del IES Blanca Dona, explicó que con los recortes, «una profesora de filosofía deberá dar clases de catalán porque no habrá suficiente profesorado», ni espacio en las aulas, actualmente «asfixiantes», así como tampoco, suficiente tiempo para que los tutores se reúnan con los padres. «Salta a la vista que esto no afecta solo al profesorado, hay que defender al alumnado», destacó. «No tenemos que dejar que nos pisoteen», expresó por su parte, Joan Calvo, profesor de FP de informática de sa Colomina, mientras hacía ruido con una chapa de ordenador.

El coordinador de la Federació Autònoma d’Associacions d’estudiants de Balears (Fadae), Adrián Torres Rosa, fue el encargado de leer el manifiesto, que exige que se proteja a la educación «de la mala gestión de la crisis» porque «es la mejor inversión para el futuro de los pueblos». Torres leyó el manifiesto a las 20,00 horas, momento en que cesó el ruido y empezó a desconcentrarse la manifestación.