Los participantes sonríen a la cámara durante las prácticas que forman parte del curso.

Nadando en aguas pitiusas con sus trajes rojos parece que han salido de una película del futuro o de ciencia ficción. Sin embargo, estamos en pleno mes de mayo de 2012 y los que visten estos uniformes son los diez jóvenes que están participando en el ‘Curso de supervivencia en el mar en caso de abandono del buque’ que organiza la Cambra de Comerç d’Eivissa y Formentera.

«Cómo no se puede llamar al 112 cuando estamos navegando, a los participantes se les enseñan las nociones básicas para afrontar de forma organizada una situación de emergencia a bordo de una embarcación», explicaba ayer Jaime Calpe, Jefe de Máquinas de la Marina Mercante e instructor del curso que tiene homologación internacional.

En este sentido, según Calpe, «en todos los barcos ya funciona desde hace mucho tiempo unos planes de emergencia obligatorios y un cuadro orgánico en el que se indica los pasos que tiene que seguir cada tripulante para tratar de forma inmediata cualquier emergencia que se produzca a bordo».

Sobrevivir en el mar

Además, los 10 participantes también están aprendiendo a sobrevivir en el mar si el barco se hunde. Precisamente es en esta situación dónde juegan un papel fundamental estos trajes especiales de color rojo. «Aprender a usarlos es primordial porque te permiten mantener la temperatura sin riesgo de hipotermia y porque tienen una señal por satélite que permite localizar al náufrago esté dónde esté», asegura Calpe, mientras recordaba a uno de los participantes la necesidad de nadar de espaldas.

Junto a esto otra de las cosas fundamentales que se aprende en el curso es el correcto uso de las balsas hinchables que sueltan los barcos en caso de naufragio. «Mucha gente que no está relacionada con el mar no conoce que una embarcación cuando llega a un metro y medio de profundidad expulsa de forma automática unas balsas que ellas mismas se hinchan, y que son fundamentales para sobrevivir en caso de accidente», aseguraba el coordinador del curso, mientras uno de los participantes aprendía a dar la vuelta a estas pequeñas embarcaciones de color naranja con espacio y material básico para ocho personas.

Por todo esto, Calpe aseguraba que si se vive un naufragio nunca hay que perder la calma porque «hoy en día si cumples con la mayor seriedad toda la normativa internacional es prácticamente imposible que puedas fallecer en el mar».