Decenas de embarcaciones fondean en la bahía de Sant Antoni, entre ellas algunas ‘chabolas flotantes’, que están ocupadas

Un ejército de barcos fondeados en la bahía de Sant Antoni, es decir, anclados en mitad del agua sin pagar amarres, sin estar sometidos a control alguno, se han convertido en protagonistas por la diversidad de problemas que plantean, según denuncia la gerente de la Estación Náutica de Sant Antoni y Sant Josep, Judit Gargallo.

Por un lado, comportan una competencia ilegal «tremendamente abusiva» para las pequeñas empresas que ejercen actividades acuáticas en las playas de Sant Antoni. Estas empresas tienen que pagar puntos de amarre en algunos casos (sobre 3.000 euros al año) o concesiones de ‘sky’ en otros (alrededor de 6.000 euros), además de una serie de tasas impositivas como el IVA (que pasará a ser de un 21% en los próximos días), el Impuesto de Sociedades, la Seguridad Social de sus trabajadores, las tasas por inicio de actividad, y todo lo que comportan los cursos de patrón de barco, supervivencia, socorrismo y contra incendios. Unos gastos que los grupos ilegales evaden, pudiendo ofrecer unos precios mucho más competitivos a sus clientes y obteniendo unos márgenes de beneficios mayores.

Lagunas

Es complicado pedir cuentas a estas empresas ilegales que viven de repartir publicidad por las playas, ya que la regulación actual tiene demasiadas lagunas que son aprovechadas por estos ‘piratas’. Según Judit Gargallo, gerente de la Estación Náutica de Sant Antoni y Sant Josep, no está muy claro de quién es la competencia a este respecto. Por un lado está la autoridad portuaria, por otro la Demarcación de Costas, y además los ayuntamientos de Sant Antoni y Sant Josep. El problema es que ninguna de estas instituciones lleva a cabo control alguno sobre los barcos fondeados, según explicó Gargallo. Pero, en el caso de que lo hiciesen, «se encontrarían son un sinfín de trabas jurídicas». La principal, el acceso a los barcos, ya que si el patrón no está no se puede entrar en ese embarque, y en caso de que sí que se encuentre a bordo, él decide si deja entrar a la policía.

Por otro lado, comportan un riesgo importante, ya que estas embarcaciones ilegales mantienen una tensión competitiva con las empresas reguladas que cada día va a más.

Sin control

Otra traba llamativa es la que comporta el fondeo en sí mismo. Al haber tantos navíos en la bahía de Sant Antoni, es prácticamente imposible tener un mínimo control. Primero, porque el fondeo no es ilegal. Lo que es ilegal es llevar a cabo actividades con ánimo de lucro sin permiso para ello.

Además, en la bahía de Sant Antoni también existen las denominadas ‘chabolas marinas’. Se trata de barcos semi abandonados o abandonados del todo, que llevan años fondeados, y que no hacen más que verter basura al mar. De hecho, algunos de estos barcos están ocupados por gente que a sabiendas de su abandono los utiliza como vivienda. Pero los inconvenientes no terminan aquí. El tráfico de embarcaciones hace que los ferrys tengan que improvisar las rutas de salida y entrada del puerto a costa de ir esquivando navíos.

Sin duda alguna, y según explica la gerente de la Estación Náutica de Sant Antoni y Sant Josep, «nos encontramos ante una problemática muy importante que requiere actuaciones cuanto antes».