Un amplio grupo de ciudadanos, a punto de subir a un autobús que no cuenta con su propia parada señalizada. | ANA ISABEL GARRIDO SANCHEZ

La controvertida situación que se está viviendo en la ciudad de Eivissa con motivo de la nueva estación de autobús sigue sin resolverse. La concesionaria que se ha encargado de construir la estación de Sa Colomina persiste en la idea de imponer un canon a todos los autobuses que entran y salen de la estación. Por su parte, la asociación Ibizabus, que agrupa a las empresas propietarias de los autobuses, se niega en rotundo al pago de cualquier tipo impositivo. Mientras se mantiene la negociación, en la que está mediando el Ayuntamiento y el Consell, sigue en funcionamiento la estación de toda la vida. Una estación atípica a la que muchos ibicencos ya están acostumbrados, pero que supone numerosas dificultades para el turismo.

Los usuarios

Tania Medina, una ciudadana española que reside en Suiza y que se encuentra de veraneo en Santa Eulària, asegura que «está fatal indicado, la información es totalmente arbitraria», en relación a los problemas que tuvo para saber qué autobús necesitaba coger. Preguntada sobre el hecho de que algunos autobuses paren en puntos de la calle sin ningún tipo de señalización, Tania se mostró atónita: «Es increíble, la verdad que nunca me ha pasado. Es como una máquina del tiempo de vuelta al pasado, pura desorganización».

Una turista inglesa se pronunciaba en la misma línea al afirmar que «es muy difícil ubicarse, no hay ninguna referencia. Si la terminal estuviese cerrada no habría manera de enterarse». En relación a la falta de instalaciones de la estación, la turista declaró que «se agradecería que se proporcionase algo más de comodidad al ciudadano» y puso como ejemplo la estación de Sant Antoni, que «es mucho más fácil para los turistas».

Sin embargo, los visitantes no son los únicos que tienen quejas. Paola Román reside en Eivissa y también considera que es necesario un cambio: «Deberían mejorarlo un poco porque está muy mal». Además, Paola se posicionó en contra de los elevados precios de los billetes que, dependiendo de la compañía, cuestan un mínimo de 1,50 o 1,60 euros, algo solo equiparable a las grandes ciudades de España. Un ciudadano que lleva 35 años viviendo en Eivissa, y que prefirió mantenerse en el anonimato, fue algo más contundente: «En todas las ciudades de España hay estaciones y aquí no hay ninguna, es vergonzoso». En relación a la situación actual, el mismo ciudadano explicó que «la Avinguda d’Isidor Macabich se llena de turistas sin camisa expuestos a un calor impresionante, todos de pie y muertos de calor mientras hay un montón de autobuses parados, sacando humo. Eivissa depende del turismo y las condiciones son lamentables, además de que ni siquiera la gente de la tercera edad se puede sentar».

A pesar de ello, no todos los residentes en Eivissa son de la misma opinión. En las calles se entrevé una tendencia que se muestra claramente en contra de la construcción llevada a cabo por la concesionaria Cetis. Es el caso de José Luis Domínguez Sánchez, que asegura que «me encanta la estación actual, la nueva estación es un túnel, y encima tendremos que estar pagándola durante veinticinco años o más». Una señora de la tercera edad también se posicionó a favor de la actual porque «la nueva es cerrada y está peor ubicada».

Pese a las intenciones de la alcaldesa de Eivissa, Marienna Sánchez-Jáuregui, de finiquitar el asunto cuanto antes, su resolución parece ir aún para largo. Mientras tanto, ni la estación actual ni la nueva se libran de las críticas de la ciudadanía.