En la imagen, Cala Vedella por la tarde. Se aprecia movimiento de turistas que en una amplía mayoría son holandeses y alemanes. | Víctor Mallo

Los restaurantes, comercios y hamaqueros de dos de las calas más turísticas de Sant Josep de sa Talaia, se ponen de acuerdo en que esta temporada está siendo «un tanto irregular». En concreto, aquellos que llevan años trabajando en Cala Tarida y en Cala Vedella, destacan que se nota un descenso no tanto de gente sino de consumo con respecto al año pasado. No obstante, muchos de estos comercios coinciden en destacar que «el año pasado fue demasiado bueno», dando a entender que es normal que se produzca un cierto bajón.

Restaurantes

La hostelería salió especialmente bien parada al término de la pasada campaña, y ello supone un cierto recelo este año entre los dirigentes de restaurantes y hoteles. Teresa Torres, directora de los Apartamentos Puerto Vadella, asegura que «la temporada anterior fue mejor indudablemente. En mayo ya empezamos a estar por debajo del 2011, y así seguimos». Torres no tiene reparos en afirmar rotundamente el éxito general del año pasado: «En el 2011 remontamos un montón, se llenó toda la Isla, había overbookings por todos los sitios, sobraba gente en todas partes... Y este año no es tan bueno». «En junio nos hemos recuperado un poco y julio ya lo tengo lleno, pero en agosto nos falta la mitad por llenar. Ahora mismo he puesto tres ofertas pero, claro, llenar en agosto a base de ofertas no es lo suyo... Estoy histérica», explica la directora con humor. A base de preguntas retóricas, Torres analiza lo que se avecina en agosto: «¿Quién llena agosto? Italianos y españoles. ¿Y cómo están los ‘pobrecicos’? Arruinados... Este año supongo que esperarán a las ofertas de última hora».

En una línea parecida se muestra el dueño del restaurante italiano Bon Sol, Attilio Galatolo, también ubicado en Cala Vedella: «El curso pasado fue un año excepcional, nunca se ha visto tanta gente aquí. Este año parece más flojo, más similar al 2010, pero ya veremos al final. Lo importante es cómo acaba. Yo tengo clientes de siempre, así que igualmente no me puedo quejar». Daniel Galera lleva 14 años trabajando como camarero en Ca’s Mila, un restaurante con mucha tradición en Cala Tarida, y explica que «este año estamos medio tranquilos, ha bajado bastante. Nos salvan las bodas, porque los clientes de la playa tienen todo incluido en los hoteles, así que bajan, se pegan un chapuzón y se marchan a comer al hotel». Galera también resalta otro aspecto sobre la inestabilidad de esta temporada: «Curiosamente, hemos tenido más gente en mayo y junio que en lo que llevamos de julio».