A las nueve de la mañana y con puntualidad británica, en homenaje a los Juegos Olímpicos de Londres, una pequeña embarcación empezó a echar humo y sus tripulantes a gritar desesperados en las aguas de la playa de Santa Eulària. Sin embargo, no había porque alarmarse, todo formaba parte del simulacro de emergencia de contaminación marina organizado por el Govern balear.

Como suele suceder en estos casos, rápidamente, se puso en marcha un gran operativo encabezado por el conseller de Administraciones Públicas, Simón Gornés, la directora general de Interior, Emergencias y Justicia, Isabel Febrer, y varios concejales del ayuntamiento.

En dicha información, conocida como Plan Especial de Contingencia por Contaminación Accidental de Aguas Marinas (Cambal), lo primero que se hizo fue movilizar a unas sesenta personas, entre miembros del Samur 061, Guardia Civil, Salvamento Marítimo, Servicio Aéreo de Rescate (SAR) y la coordinación de playas de Santa Eulària.

Todos ellos colaboraron activamente para solucionar en menos de dos horas el incidente en el que estaban involucrados ocho tripulantes y en el que se había producido también una importante mancha de contaminantes que no se podía identificar desde tierra.

Simulacro muy real

«La intención es simular con la mayor veracidad posible un incidente de estas características, en el que reproducen las mayores catástrofes posibles del mar, para cuando llegue la hora de la verdad estar lo mejor preparados», explicaba justo antes de comenzar el simulacro Pedro Ladaria, técnico director de Emergencias del Govern balear y experto en accidentes tan graves como el del buque Don Pedro o la más reciente del Maverick Dos camino de Formentera.

Por eso no se ahorraron esfuerzos para detener la emergencia. Lo primero fue intentar apagar el supuesto fuego producido en una de las embarcaciones y detener el vertido de combustible al mar, y después atender a los heridos, primero en la playa y, después, en el campamento que se improvisó en el puerto deportivo de Santa Eulària.

Fue precisamente en este lugar donde se vivieron algunos de los momentos de mayor tensión provocando anécdotas para el recuerdo. Y es que la llegada de los heridos con ‘supuestas’ lesiones en brazos y cabeza, quemaduras, daños por intoxicación de humo y paradas cardiorespiratorias, y su atención inmediata por parte de los miembros de Cruz Roja y del Samur 061 fue de tal veracidad que, incluso, uno de los trabajadores del puerto se indignó con los enfermeros por permitir a los medios de comunicación grabar las escenas que se estaban produciendo.

Afortunadamente todo quedó en un susto, y las ambulancias cargadas de heridos únicamente corrieron con sus sirenas hasta el inicio del puerto mientras alguno de los lastimados se recuperaba al contacto con el aire acondicionado del interior de los vehículos.

Mientras, el remolque del barco siniestrado y la retirada de las barreras absorbentes por parte del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil, marcaron el final de un simulacro con el que se demostró, según el conseller Simón Gornés, «que la población de Eivissa puede estar tranquila porque todos los medios de la Isla están preparados para hacer frente a una emergencia de gravedad máxima como ésta».

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Manu Gon / Fotos: Ana Isabel Garrido