Vistas al mar desde el mirador de la catedral de Eivissa. | AINA DE GISPERT

La presidenta de la delegación de Unicef de Eivissa hace muchos años, cuando se trasladó a la Isla, tenía muchos lugares favoritos que le encantaban y, según Carmen Fano, éstos «eran maravillosos». Le encantaba «perderse por rincones como Cala d’Hort» o disfrutar de las magníficas puestas de sol en Benirràs. Pero la presidenta de la fundación ya no suele pisar estos lugares ya que, según ella, están «muy masificados y no hay tranquilidad».
Actualmente, en los rincones favoritos de Fano se respira tranquilidad y relax y para ella lo más relajante es «el mar, el cielo azul y el verde del campo», aspectos que fácilmente se pueden encontrar en la Isla, pero ella solo escoge dos: sa Punta, al final de la playa de Talamanca, y cerca de los acantilados de Cap Martinet; y Dalt Vila.
Carmen Fano se define como una persona muy sencilla y por eso sus «dos rincones favoritos también lo son y están muy cerca». «La gente siempre se va al quinto pino para disfrutar de la playa, pues yo no», explica. Lo que más le gusta de sa Punta es sentarse en las rocas al atardecer, ya que a veces «se ve Formentera con tonos rosas, verdes y azulados», y relajarse cerca del mar.
A la presidenta de Unicef también le gusta subir a Dalt Vila, cerca de la catedral, y sentarse en un muro a contemplar el mar, la llegada de los barcos de Formentera y esperar a que se enciendan las luces de la ciudad: «Es maravilloso y es un lugar muy sencillo». Aunque el casco histórico sea uno de los rincones favoritos de Carmen Fano, no lo suele disfrutar en verano: «Normalmente voy a Dalt Vila en primavera y en otoño porque en la temporada estival hay más turistas y menos tranquilidad». Para acompañar los momentos de relax, Fano suele leer un libro o escuhar algo de música.