La Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) abrió el pasado 9 de agosto, tras recibir la denuncia de AENA, una investigación a Ryanair por los aterrizajes de urgencia de tres de sus aviones en el aeropuerto de Valencia, después de que sus comandantes declararan una emergencia por falta de combustible.

El jueves 26 de julio, tres aviones de la compañía aterrizaron de urgencia en el aeropuerto valenciano de Manises, debido a que habían alcanzado el nivel mínimo de reserva de combustible, tras haber tenido que desviarse desde Madrid Barajas por una tormenta y de sobrevolar Valencia durante cerca de una hora.

El objetivo de la investigación es comprobar las responsabilidades en las que podría haber incurrido la compañía por las posibles infracciones cometidas, han señalado hoy a Efe fuentes del Ministerio de Fomento.

Esto supondría, según la Ley de Seguridad Aérea (21/2003 de 7 de julio), la apertura de un expediente sancionador cuyas sanciones recoge el artículo 55 de la citada ley, según la misma fuente.

La normativa de combustible se regula en una norma comunitaria que indica que el operador deberá establecer un procedimiento sobre abastecimiento de combustible de cara a la planificación del vuelo, a fin de garantizar que cada vuelo lleve suficiente combustible para la operación y reservas para cubrir cualquier eventualidad.

El operador tiene que garantizar que la planificación de los vuelos se basa en datos realistas sobre el consumo de combustible del avión, las masas previstas, las condiciones meteorológicas y los procedimientos y restricciones del prestador de servicios de navegación.

La norma referente al abastecimiento de combustible contempla también los casos y contingencias que le puedan ocurrir a la aeronave tales como combustible para destinos alternativos, el de reserva final y el adicional mínimo.

Tratándose de una compañía extranjera cuya supervisión operacional corresponde a la autoridad de aviación civil irlandesa, en España, de acuerdo a los tratados internacionales y regulación europea, se pueden efectuar inspecciones en rampa bajo el programa denominado SAFA (Safety Assessment of Foreign Aircraft).

De hecho, AESA está prestando especial atención a los controles de combustible en el marco del programa SAFA, según Fomento.

Ante la investigación abierta por AESA, la compañía ha asegurado que todos sus vuelos operan con los niveles de combustible exigidos por Boeing y por EASA (Agencia Europea de Seguridad Aérea). «Esto incluye el combustible necesario durante el rodaje en pista, ruta, desvíos y el combustible en caso de imprevistos», ha añadido la aerolínea en un comunicado difundido hoy.