Genís, Meritxell, Judit e Iris, todos con sombreros de colores, dispuestos a pasárselo en grande.

Eivissa, la Isla blanca. Por sus paradisíacas calas, por ser un banco de sal, pero también por pura tradición en la vestimenta. Muchos turistas, sobre todo procedentes de otras partes de España, escogen atuendos blancos para pasearse por la Isla e incluso llegan así vestidos nada más bajarse del avión.

En la mayoría de casos son las mujeres quienes más siguen esta tendencia, al decidirse por vestidos inspirados en la moda Adlib. Pero Eivissa también se relaciona con los hippie, por lo que no es extraño encontrarse personas que prefieren los vestidos largos tanto en tonos neutros y lisos como estampados con flores o texturas animales. Es el caso de las inglesas Joane y Sarah, que aseguran no haber oído hablar de la moda Adlib, pero que identifican Eivissa con «los colores claros como el blanco y la ropa hippie», pues son las vestimentas que eligen ambas.

Un símbolo: el borsalino

Pero si algo se puede ver entre los turistas recién llegados y los que pasean por las calles del centro son los borsalinos, especialmente, además de otros tipos de sombrero. Desde los clásicos de paja o tela blanca, hasta miles de opciones más donde el único límite lo pone la imaginación.

Genís, Meritxell, Judit e Iris, de Barcelona, aparecen todos ellos luciendo sombreros, cada uno de un color diferente y de acuerdo con el resto de ropa que llevan. «El sombrero es como un símbolo de que vas a Eivissa, aunque no sabemos bien por qué», explican. Pasarán una semana en un apartamento de Sant Antoni para tener «libertad total» y vienen con la intención de disfrutar al máximo de la Isla, por lo que ya tienen mirados «todos los horarios de las discotecas». Aun así, no descartan la playa.

Por su parte, Alba y Alejandra, madrileñas, buscan relax. También se apuntan a la moda del sombrero: Alejandra lo trae de casa «porque es el complemento ideal para un look ibicenco» (viene vestida de blanco), mientras que Alba también usa un borsalino que se ha encontrado en el aeropuerto «nada más aterrizar» y que ha decidido quedarse porque también considera que es un símbolo de la Isla.

Las también barcelonesas Sofía, Inma, Silvia y Anaïs, que vienen dispuestas a darlo todo en «Platja d’en Bossa, Formentera y las fiestas en barco», se unen a esta moda, pues creen que «aquí todo vale y uno se pone lo que en casa nunca llevaría». Al pensar en un símbolo de la moda ibicenca, más allá del color blanco, se quedan también con «los colores flúor y fosforitos, que tanto lucen en las discotecas y en las fiestas de la playa».

Otra de las imágenes típicas del aeropuerto o que puede verse a la llegada de barcos es la de grandes grupos de amigos que acuden todos vestidos igual, con camisetas llamativas que apelan a Eivissa, su noche y su mar.