El Consell de Formentera, gracias al convenio firmado con el Ministerio de Fomento, inicia en los próximos días una de las obras más esperadas por los vecinos de Sant Ferran y ciudadanos de la isla. Y porque, además, acabará con uno de los puntos negros de las carreteras formenterenses, que es el cruce de la actual vía de es Pujols con la PM-820, la que transcurre entre la Savina y la Mola.

Las características más importantes de esta carretera de 410 metros son su mínimo impacto visual y su adaptación al entorno. En la obra también se realizará el soterramiento de todos los servicios urbanísticos, que incluye alcantarillado, agua, alumbrado y línea de baja tensión. La construcción de dos rotondas de regulación del tráfico, una en la entrada del pueblo, a la altura de sa Ferreria, que pasará por el camí de ses Vinyes y que desembocará a la salida de Sant Ferran en dirección as Pujols, a la altura de la calle Major.

Con carril bici

Con dos sentidos de circulación y con dos carriles de 3,5 metros cada uno, este vial dará cabida en 108 aparcamientos en batería y un paseo para peatones de 6 metros de anchura, que incorporará un carril para bicicletas en contacto con el suelo rústico, «que actúa a modo de transición con el núcleo urbano y estará rematado con un muro de piedra», según se señala en el dossier del proyecto. El paseo contará con una iluminación baja para minimizar la contaminación lumínica hacia el entorno rural.

Con un trazado de 410 metros que circunvalará Sant Ferran por la zona norte, el nuevo vial se ha contemplado con un impacto visual mínimo. Asimismo, también se contempla la conexión con el ramal que dará acceso a la nueva escuela en dos líneas de Sant Ferran.

Una vez ejecutada la circunvalación, se procederá a reordenar el tráfico interior del pueblo, «habilitando más zonas de aparcamiento y creando espacios que generen la circulación de peatones». El plazo de ejecución del vial de Sant Ferran es de 7 meses. y el coste del proyecto es de dos millones de euros.