Salvador Roig, a la derecha, ha hecho del campo y de la agricultura su trabajo y su forma de vida en Holanda.

Decir que el futuro de la agricultura pasa por los estudios y proyectos de un joven ibicenco de 29 años puede sonar pretencioso. Sin embargo, la realidad demuestra que de los trabajos de Salvador Roig para perfeccionar la calidad de los suelos agrícolas pueden verse beneficiadas multitud de personas, desde productores hasta consumidores finales.

Actualmente, este ingeniero agrónomo está desarrollando su trabajo en la empresa Thatchtec, en la localidad holandesa de Wageningen, y durante estos días está participando en un encuentro conjunto entre la Unión Europea y países de Asia Central en Tashkent, Uzbekistan. «Me han invitado para que diera un curso en el que explique cómo se pueden lograr suelos más equilibrados, sanos y con mayor resistencia a las plagas y enfermedades en países como estos en los que sus cultivos están biológicamente muy aletargados y tienen bastantes problemas de salinidad y contaminación», explica Roig, desde el país asiático dónde son tres horas más que en España.

No en vano, este joven ibicenco trabaja como ingeniero de proyectos para esta empresa holandesa diseñando nuevas tecnologías para mejorar los suelos agrícolas a través del aumento de la actividad de la microbiología existente en ellos. «Así como la gente en Eivissa tunea coches yo lo que hago es tunear y equilibrar las bacterias que hay en los terrenos para que éstos se puedan desarrollar mucho mejor», asegura tirando de sentido de humor.

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