Los inculpados son Rosa Grijalba, Juan Fortuny y Ángel Gallego. | Joan Torres

El último fleco del ‘caso Formentera’, la supuesta trama de captación de votos entre emigrantes sudamericanos con raíces baleares orquestada por el PP, quedó ayer visto para sentencia quince años después y tras un recorrido por juzgados de instrucción de Eivissa y Palma, el TSJB y el Tribunal Supremo. Ningún alto cargo del Govern presidido entoces por Jaume Matas fue condenado por los hechos investigados después de que el TSJB archivara la causa en 2005.

Tres funcionarios –Rosa Grijalba, Ángel Gallego y Joan Fortuny– se sentaron en el banquillo de los acusados por formar parte de la comisión de selección para cubrir, en 1998, con Matas al frente del Ejecutivo, una plaza laboral de técnico de traducción en el Institut Balear de Desenvolupament Industrial.

Entrevista

Según la Fiscalía de Balears, representada en el juicio por Julio Cano, la plaza fue adjudicada de forma totalmente irregular a Maria de la Pau Segura por «instancias superiores del Govern» tras una falsa entrevista con ella, que no se celebró porque la candidata se encontraba en Argentina. Además, afirmó que los acusados tenían «la intención de otorgar, directamente y sin sujeción a condición alguna, la plaza ofertada a Maria de la Pau Segura». La Sección de Refuerzo de la Audencia de Palma escuchó los alegatos de la acusación y del abogado defensor de los funcionarios, Eduardo Valdivia. Los tres funcionarios explicaron que desconocían que habían órdenes de contratar a Maria de la Pau Segura, y también subrayaron que no les «consta» de que Matas estuviera detrás de todo.

Maria de la Pau, por su parte, declaró en calidad de testigo que envió su currículum para optar a la plaza de IDI tras quedarse sin trabajo. Negó que conociera a Matas y y de haber tenido una constancia previa de la convocatoria de un concurso para elegir a una traductor.

El fiscal pidió que condenara a los funcionarios a tres años de cárcel por un delito de falsedad documental, y el abogado defensor solicitó la libre absolución para sus clientes o en su defecto, que la condena fuese «en su grado mínimo» por el atenuante cualificado de las dilaciones indebidas. Valdivia hizo mención a la película «El Padrino» y la marioneta que mueve los hilos para exculpar a sus patrocinados.