Con gran delicadeza, el ornitólogo Esteban Cardona retira de la red al torcecuellos para después anillarlo. | J.M.A.

«¡Mirad, mirad, hemos tenido suerte!», exclaman los ornitólogos y anilladores Esteban Cardona y Oliver Martínez. La suerte es porque, en esta segunda ronda, en la red ha caído un llamput (Jynx torquilla), en castellano torcecuellos, un pájaro muy esquivo gracias a su perfecto camuflaje y muy hábil, ya que con su gesto característico, alargando y retorciendo su cuello, pretende imitar a una serpiente para ahuyentar a sus depredadores. Niños y mayores miraban boquiabiertos al pajarito, que pesa tan sólo 34,7 gramos y ante tanto protagonismo estira y retuerce su cuello todo lo que puede.

En la red, colocada cerca de sa Torre de ses Portes, en el Parc Natural de ses Salines, también cayó ahora otro pit-roig, petirrojo en castellano (Erithacus rubecula). En la primera ronda la red atrapó tres petirrojos más y una curruca cabecinegra, busquereta capnegra en catalán (Sylvia melanocephala). Tres de estos pájaros fueron pesados, medidos y anillados por los ornitólogos. «El objeto de anillarlos es para el estudio de las poblaciones y las migraciones, con el fin de controlar los nichos ecológicos», explica Lina Torres, del Ibanat, responsable de este itinerario guiado por la zona de Sa Torre de ses Portes organizado con el fin de visitar una estación de anillamiento científico.

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