El Novenario comienza con la entrada del Santísimo Cristo del Cementerio en la iglesia del Covent de Dalt Vila. | C.S.C

En 1864 una gran epidemia de cólera morbo asiático llenó de muerte Eivissa y Formentera dejando 2.800 fallecidos en apenas seis meses. El miedo era tal que los devotos de la iglesia del Convent, en Dalt Vila, comenzaron a implorar con cultos y oraciones al Santísimo Cristo del Cementerio para que les librara de este mal. Como muchos lo consiguieron, desde aquel año y de forma ininterrumpida se celebran nueve misas seguidas para mostrarle su agradecimiento. Es lo que desde entonces se conoce como Novenario.

«Es algo para estar muy orgullosos porque no hay ningún lugar en España donde se haga algo parecido y porque en la Isla después de 150 años hay mucha devoción por estas nueve misas en honor al Santísimo Cristo del Cementerio», explicó ayer a Ultima Hora Sebastián Cardona, presidente de la cofradía que organiza todo.

Según cuenta Cardona, a las misas acudían personas de todos los pueblos de Eivissa y muchas eran las mujeres que, en los años 50 o 60 del siglo pasado, querían formar parte del coro que cantara durante las homilías. «La devoción a esta imagen, que recibe su nombre porque detrás de la iglesia había un cementerio, siempre ha sido una de las más extendidas en las Pitiüses, después de Santa María de las Nieves, incluso entre muchos marineros que según llegaban a Vila y veían la imagen hacían sonar las sirenas de sus barcos en agradecimiento por haber tenido un buen viaje».

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