Amargo regalo en su 65º aniversario para el Institut d’Estudis Eivissencs. El Obispado ha dado un mes, a contar desde el pasado día 3 cuando recibieron un burofax con esta comunicación, para que abandonen la sede que ocupan desde hace 39 años.

«Este año cumplimos 65 años y nuestro comportamiento en el edificio siempre ha sido correctísimo e impecable desde que entramos hace 39 años. Hemos atendido las normas básicas de convivencia y hemos sido buenos vecinos, por tanto no entendemos que no se haya conversado como toca y corresponde y no se nos haya dado el tiempo necesario para abandonar la sede en el caso de que sea necesaria nuestra salida, porque hablando se entiende la gente», explicó visiblemente molesto Marià Serra, presidente de esta entidad, quien afirmó que personalmente no le había hecho «ninguna gracia» la comunicación por burofax que recibieron. «En cualquier sociedad civilizada y entre buenos vecinos siempre hay comunicación; no se pueden perder las formas y la buena vecindidad, que es lo que ha pasado», apuntó Serra.

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