La bióloga Elisa Langley momentos antes de devolver a la tortuga al agua.

Theo tiene unos cinco años y es una tortuga boba, la especie más común en aguas de Eivissa. Theo tiene apenas unos meses, nació en Zaragoza, y es un bebé que llegó con algunas dificultades que le obligaron a estar ingresado en el hospital de esta ciudad. Posiblemente no se lleguen a conocer nunca pero para siempre les unirá una historia que enlaza las Pitiüses con la capital del antiguo reino de Aragón.

Y es que Theo, la tortuga que ayer fue liberada después de pasar unos meses rehabilitándose en el Acuario Cap Blanc, en sa cova de ses Llagostes de Sant Antoni, fue bautizada con ese nombre en honor a este pequeño maño. «El animal fue encontrado muy enfermo en aguas de Santa Eulària prácticamente el mismo día que nació mi sobrino, quien llegó con muchos problemas al mundo, y por eso decidimos rendirle un pequeño homenaje», confesaba emocionado Miquel Vericat, promotor de la idea.

Finalmente, el destino ha querido que los dos se recuperaran prácticamente al mismo tiempo. Y es que mientras el bebé salía del hospital la tortuga fue liberada ayer rumbo a una nueva vida en aguas de Sa Conillera con motivo de la celebración del Día Mundial del Medio Ambiente. «Esta tortuga fue encontrada mientras flotaba sin nadar por unos pescadores recreativos en Santa Eulària y tras llamar a los agentes de Medio Ambiente del 112 nos la trajeron al acuario donde la hemos tratado con antibióticos, buena alimentación y mucho cariño de una infección interna pulmonar», explicó ayer Elisa Langley, una de las biólogas del acuario de Sant Antoni.

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