Hace poco más de un año que se vio forzada a dimitir como alcaldesa de Vila. Desde entonces, Marienna Sánchez-Jáuregui ha seguido ocupando su asiento en el pleno municipal «por responsabilidad» y por «compromiso con sus ciudadanos». El conocimiento que tiene de lo que se cuece en las cocinas del Consistorio le otorgan una cierta ventaja a la hora de adelantarse a los acontecimientos. El sábado pidió la dimisión de la actual primera edil, Pilar Marí, por no poder evitar la descomposición del equipo de gobierno, que en un mes ha perdido a dos tenientes de alcalde. La última, Lina Sansano, que hoy mismo formalizará su denuncia.

Sánchez-Jáuregui tiene ganas de contar y de explicarse. Esta la primera entrevista pública que concede desde su dimisión.

—¿Qué está pasando en el Ayuntamiento de Vila? ¿Por qué se producen estas dimisiones?

—Cuando se elimina al líder es normal que se genere caos. Yo creo que las cosas se están poniendo en su sitio. Quiero recordar que de la lista con la que concurrí a las elecciones municipales (2011) solamente elegí a dos personas, una de ella fue precisamente Lina Sansano. La otra fue Mar Sánchez. También decidí que debería integrarse una persona que hubiese estado en el grupo municipal la anterior legislatura y opté por Pilar Marí. El resto de compañeros fueron sugeridos por el partido. Aun así, logramos hacer un equipo y una buena campaña, y ganamos. Por todo ello me convertí en la aglutinadora del grupo. Una vez que me forzaron a dimitir, cada uno fue a lo suyo, a perseguir sus propios intereses. Cuando se va el líder, se rompe la cohesión y todos quieren sustituirlo, pero sin pasar por la urnas.

—Asegura Lina Sansano que la causa abierta contra usted fue un complot.

—No albergo ninguna duda de que fui víctima de un complot. Es más, se ha iniciado la cuenta atrás para conocer a los protagonistas del mismo: quienes lo idearon, quienes fueron los muñidores y quienes ejercieron de tontos útiles.

—¿Usted ya lo sabe?

—Lo importante es que pronto lo sabrán los ciudadanos.

—¿Por qué querrían urdir un plan para quitarla de en medio?

—Porque molestaba. No era tan manejable como algunos deseaban. Había aspiraciones personales e intereses políticos, y también de otra índole, que confluyeron para forzar mi dimisión.