Ros&Ros, situada en la calle d’Enmig, con Consuelo, su dueña, posando contenta. La tienda la llevan entre ella y sus dos hijos, Claudia y Joan.

Cuando Consuelo Arsis empezó a fabricar su propia artesanía, por afición, nunca llegó a imaginar que algún día podría vivir de ello y hacerlo en el lugar donde todo el mundo tiene cabida, Eivissa.

La tienda Ros&Ros está situada en la calle d’Enmig y es reconocible por la bandera del Villareal C.F que cuelga de su terraza, advirtiendo a todos los visitantes de la procedencia de esta divertida y amable familia.

—¿Cómo decidiste cambiar radicalmente tu vida y venirte a la isla?
—Mis hijos se hicieron mayores y yo ya estaba un poco cansada de mi vida cotidiana. La crisis comenzaba a apretar y probamos hacer algo al respecto, así que nos vinimos todos aquí hace ya dos años para empezar con este proyecto.

—Así que cogiste las maletas y te viniste a Eivissa.
—Más o menos. Mi hija Claudia me sorprendió diciéndome que había comprado dos vuelos y que nos íbamos a la isla a vender en el mercadillo de las Dalias, el lugar donde nos acogieron por primera vez.

—¿Qué es lo que vendéis?
—Cuando teníamos un lugar en las Dalias, la mayoría de cosas eran artesanales: capazos, pulseras, collares y algún que otro bolso personalizado. Esos productos estaban muy bien para un mercadillo, sin embargo, al movernos al centro y montar la tienda necesitábamos más material para no quedarnos cortos, así que empezamos a comprar ropa y transformamos un poco nuestra idea original.

—¿Por qué abandonasteis las Dalias para tener vuestra propia tienda?
—No era lo que nosotros buscábamos. Vinimos aquí escapando de la crisis y a trabajar. Los mercadillos eran solo tres días laborables a la semana y queríamos venir a establecernos, por lo que tuvimos que ponerlos las pilas y hacer de un entretenimiento un trabajo que nos pudiera sostener.