El solar se encuentra tapado con plástico azul y está repleto de coches de distintas gamas, autocaravavanas y un camión muy grande. | (c) Sergio G. Canizares

El carrer de Les Begònies es la vía principal que conduce desde Sant Jordi, por la circunvalación de Eivissa, hasta Platja d’en Bossa. Se trata de una zona tranquila, con distintos comercios y restaurantes a ambos lados de la calzada y con viviendas de poca altura en la que sus residentes viven en su día a día alejados de los problemas que generan los locales de ocio y las discotecas unos metros más abajo.

Sin embargo, desde hace un tiempo un pequeño solar, situado al final del carrer Les Falgueres y haciendo esquina con el número 19 del carrer Arenys de Mar, preocupa a los vecinos de la zona. «No puedo decir exactamente qué está pasando ahí dentro y si es algo fuera de la ley, pero durante todo el día entra y sale gente del solar tras pasar poco tiempo dentro», explicó ayer a este periódico Carles, un residente en la zona desde hace más de diez años.

Este trajín de personas no es lo único que preocupa a los vecinos. También el constante flujo de vehículos llama la atención en el barrio. «Constantemente vemos como levantan las cadenas que protegen la entrada y entran coches de todo tipo incluyendo algunos de alta gama lo que nos parece algo sospechoso», aseguró otro vecino que prefirió no desvelar su nombre.

Y por último, la tercera queja vecinal tiene que ver con la «suciedad» que se acumula en este mismo solar. «No podemos saber cuántas personas viven ahí pero lo cierto es que desde fuera se ve como se acumula la porquería en torno a los vehículos que tienen siempre fijos ahí», comentó Pep, un residente que todos los días por la mañana se da un paseo de un par de horas por el barrio.

El paisaje por dentro

Estos dos vehículos a los que se refería este vecino son dos autocaravanas que parecen llevar aparcadas en el mismo solar desde hace bastante tiempo. Incluso, una de ellas, la más grande, está parcialmente oculta por una lona y parece estar habilitada como vivienda para por lo menos una familia. Además, a su alrededor y sobre el suelo en el que se han colocado trozos de plástico azul, se acumulan todo tipo de enseres, desde conos de los que se usan en labores de tráfico a construcciones infantiles de distinto tamaño para que jueguen los niños.

Además, junto a los coches que van entrando y saliendo constantemente y que quedan aparcados durante poco tiempo, también llama la atención la presencia de un gran camión de color blanco, justo en el lateral del carrer Arenys de Mar, que igualmente da la impresión de no haber sido arrancado desde hace tiempo.

Todo esto ha sido tapado con un intimidador cañizo de gran altura y considerable espesor que ocupa los laterales del solar que dan al carrer Arenys de Mar y al carrer de Les Falgueres, y sobre el que cuelgan dos carteles de Prohibido el Paso, uno de ellos decolorado por el paso del tiempo y los efectos del sol.

Finalmente, la entrada al solar está limitada por una puerta de reja negra, de menos de un metro de altura, y que se encuentra fuertemente encadenada a varias vallas de protección de plástico, amarillas y rojas, similares a las que emplean los operarios municipales para delimitar cualquiera de sus actividades en la vía urbana. Asimismo, de esta peculiar entrada también cuelgan varias señales, en este caso una de Vado Permanente, también amarillenta por los estragos del tiempo, y otra que parece haber sido arrancada de las señales que prohiben aparcar en una acera.

Todo esto no es una demostración fehaciente de que en el lugar se esté llevando a cabo nada ilegal y tampoco de que este asentamiento esté fuera de la ley sino de que tal y como aseguran los vecinos, se trata de algo «cuanto menos sospechoso».