La plaza de Sant Agustí acogió el mercado artesanal y los turistas disfrutaron de la tradición ibicenca, incluso algunos compraron algún producto artesanal.

Sant Agustí vivió ayer una nueva jornada festiva con una muestran de artesanía y una ballada en la que intervinieron sa Colla des Vedrà y la agrupación folclórica tinerfeña El Verodal.

Como no podía ser de otra manera, la quincena de puestos instalados en la plaza de la iglesia atrajeron a numerosos residentes y visitantes.

Unos aprovecharon para saludar a sus vecinos y preguntar por los respectivos familiares. Mientras, los más pequeños no podían evitar dirigir sus manos hacia las artesanías, a pesar de los carteles que rogaban no tocar el género.

Los visitantes, que desconocían la convocatoria y se encontraban casualmente en Sant Agustí, quedaron maravillados con la colección de senallons, pañuelos, tambores y castanyoles expuestos.

Sin embargo, los puestos veían cómo eran muy pocos los que se animaban a comprar, más allá de alguna muñeca o algún tarro de miel autóctona. «Vendemos casi más senallons a gente ibicenca que a turistas», lamentaba una de las feriantes.

Ya con el sol puesto, los grupos folclóricos animaron a un creciente público con una alegre sonada y ballada pagesa.