Arriba, varios párrocos en una improvisada eucaristía celebrada frente a es Vedrà. | Dani Manau

Tras hora y media de camino entre campos y senderos y bajo un sofocante sol, los jóvenes divisan su destino: la escarpada costa de Cala d’Hort. Vienen de es Cubells y, tras una agotadora caminata, se disponen a contemplar la puesta de sol con el mar y el imponente islote de es Vedrá de fondo.

Mientras llega la ansiada merienda, Román, desenfunda su guitarra y toca algunas canciones. Suenan los acordes de temas de Amaral, Pablo Alborán o Melendi, enriquecidos con un nutrido e improvisado coro femenino.

Parece un ritual similar al que efectúan otros muchos visitantes, que buscan el mejor ángulo para inmortalizar la escena y disfrutar del momento. Pero su misión no guarda relación con lo turístico, incluso va más allá del goce estético de la escena.

Son los 120 participantes del Encontre Jove, que han partido de es Cubells para cumplir con los ejercicios diarios que los párrocos de Eivissa y Formentera les proponen. Unas reflexiones sobre Dios, sobre la amistad y sobre la libertad ocupan a Pau y Lourdes, de 15 y 18 años, que han escogido un tranquilo rincón para concentrarse.

Ante la mirada atónita de los turistas, los jóvenes revisan las lecturas propuestas para la jornada. Luego, pondrán en común sus conclusiones con el resto del grupo y debatirán en torno a los argumentos teológicos y filosóficos planteados. Finalmente, un improvisado púlpito servirá para que los sacerdotes oficien una insólita eucaristía bajo la atenta mirada de los jóvenes feligreses.

Esta es una de las actividades que realizaron los participantes del Encontre Jove, que cada año organiza el Obispado de Eivissa y Formentera y que se dirige a los jóvenes de las Pitiüses de a partir de 12 años.

Desde el pasado miércoles y hasta ayer, chicos y chicas compartieron juegos, oraciones, reflexiones y debates en las modestas instalaciones del convento de es Cubells, preparado para albergar 60 personas y que estos días queda algo pequeño.

El Encontre Jove es similar a cualquier otro campamento de verano, pero con la singularidad el componente religioso. Además, de alguna manera, marca el final del verano y encamina hacia el inicio del curso escolar después de los meses de esparcimiento estival.

«Se aprecia un cambio significativo en apenas cuatro días de convivencia, donde los jóvenes encuentran una pequeña guía para su futuro», explica Vi»cente Riera, sacerdote de la parroquia de la Virgen del Rosario y San Ciriaco de Eivissa.

La colaboración de un equipo de voluntarios y de algunas empresas de las Pitiüses hace posible el Encontre Jove, que se cerró ayer con una paella para 250 personas cocinada por reconocido chef Felipe de la Peña y a la que estaban invitados padres y familiares, además de los auténticos protagonistas del encuentro: los jóvenes.