Una selectividad accesible, pero decisiva

Así, Helena, del IES Sa Blanca Dona y que desea estudiar Filología Hispánica en Barcelona, afirmaba que las primeras pruebas «respondían a los modelos estudiados en clase», por lo que no le resultaron especialmente espinosos. A su vez, Joan Steyn, del IES Mestral y que no necesita una nota exigente para matricularse en Madrid en la escuela TAI de Cinematografía, consideraba que «si estudias puede parecerte fácil, pero es porque antes has dedicado tiempo». Marc, del IES Sa Real, coincide en este punto. Ha estudiado todo el verano para recuperar alguna asignatura pendiente, esfuerzo que le ha servido para afrontar la selectividad con serenidad: «Hacemos dos o tres exámenes al día, algo similar a los exámenes finales», comentó ayer con tranquilidad.

Lecciones

Otros confiesan sin rubor alguna estrategia para ahorrarse cierta parte del temario. Es el caso de Nico, de la Escola d’Adults de Santa Maria, quien señala que descartó preparar algunas lecciones que ya aparecieron en la convocatoria de junio: «Entonces salió la Generación del 27, por lo que me centré en la del 98 y he acertado, porque ha salido».

No encontró tantas facilidades Leyre López, del IES Sa Blanca Dona, en el inglés. «Sobre todo la parte fonética, donde al final todo te suena igual», apuntó esta chica que casi descarta acceder a la carrera de Bioquímica, donde necesita una nota media de diez, aunque alberga esperanzas para alcanzar el nueve y poder estudiar Farmacia.

Por su parte, Vicent Planells, alumno del IES Isidor Macabich, señalaba la ventaja de hacer las pruebas en el mismo centro donde ha estudiado, incluso «en la misma aula». Su meta es estudiar Matemáticas en Barcelona. El aprobado le servirá, pero necesitará una media superior al 7,5 para acceder a la universidad que desea.

A pesar de considerar que las pruebas no habían sido demasiado duras, algunos sí que señalaron que la primera (Lengua y Literatura Castellana) había resultado demasiado larga. Los examinadores Joan Frau y Maria Llompart, de la UIB, afirmaron que el primer examen «suele ser el más complicado para ellos, llegan nerviosos y se van calmado progresivamente».