Trabajadores del Hospital Carlos III de Madrid han despedido al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y al presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, lanzándoles guantes de latex a los coches en los que se marchaban después de haber visitado en el centro a la paciente contagiada, Teresa Romero. | ANDREA COMAS

Trabajadores del Hospital Carlos III de Madrid han despedido al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y al presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, lanzándoles guantes de látex a los coches en los que se marchaban después de haber visitado en el centro a la paciente contagiada, Teresa Romero.

Al grito de «cobardes» y «sinvergüenzas», algunos trabajadores ataviados con su uniforme se han acercado lo máximo que han podido a los vehículos al acabar la comparecencia de Rajoy ante los medios para gritarles y lanzarles estos guantes.

Otros han cogido este material y se lo han rozado por la cara, un gesto que ha sido interpretado como un mensaje de apoyo a Romero después de que reconociera que a lo mejor se había podido contagiar después de rozarse la cara cuando se estaba quitando el traje de protección.

Durante todo el día, la mayoría de los trabajadores que han accedido a hablar con los medios dudaban de esta versión ofrecida por los doctores del hospital y el consejero de Sanidad de la Comunidad, Javier Rodríguez.

El presidente del Gobierno ha hecho un llamamiento a la tranquilidad al indicar que el riesgo de que el ébola se pueda propagar en España «es muy bajo», según las indicaciones de la Comisión Europea y de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Tras reunirse con el equipo médico del centro, acompañado por el presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, el jefe del ejecutivo ha expresado su apoyo a los profesionales sanitarios del hospital Carlos III y ha asegurado que ahora «el primer objetivo» en la lucha contra el ébola en España «se llama Teresa Romero», la auxiliar de enfermería contagiada.

En una declaración sin preguntas después de entrevistarse durante más de una hora con los médicos que atienden a Teresa Romero y a las otras 13 personas que permanecen ingresadas en observación, el jefe del Ejecutivo ha expresado su gratitud por el «esfuerzo», trabajo y dedicación» de los profesionales, a los que ha trasladado el pleno apoyo y respaldo del Gobierno y de la Comunidad de Madrid.

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Ha destacado que hay «mucha gente» trabajando en un momento «complejo y difícil» y que estas personas deben saber que tienen el respaldo, el cariño y el afecto de la inmensa mayoría de españoles.

Rajoy ha recordado que la vicepresidenta del Gobierno ha anunciado la creación de una comisión especial donde estarán afectados muchos ministerios, la Comunidad de Madrid y profesionales del Carlos III, que a su juicio son las personas que saben lo que se necesitan, conocen el tema, «lo viven» y lo «sienten».

Además, ha ofrecido «toda la disposición» del Gobierno y la Comunidad de Madrid para sacar adelante esta situación «dentro de la dificultad».

Según Rajoy, el «primer objetivo» se llama Teresa Romero, la única persona enferma, después es vigilar la situación de las personas que han estado con ella y en tercer lugar proseguir con la investigación de lo que ha podido ocurrir y ver qué cosas se pueden mejorar en una enfermedad que no es conocida.

Mariano Rajoy ha destacado que algunos doctores le han dicho que en todo occidente es la primera vez que ocurre un caso como el del ébola, pero ha recalcado que tanto la comisión como la OMS dicen que el riesgo de que esta enfermedad se pueda propagar «es muy bajo».

Por ello, ha considerado «bueno» dar a todos los españoles un mensaje que, según ha recalcado, no es del Gobierno, sino de la OMS.

«La situación no es una situación normal, es difícil, pero estoy convencido de que se va poner de parte de los profesionales todo lo necesario», ha continuado Rajoy, que ha agradecido la presencia de los medios de comunicación, a los que ha pedido la colaboración en lo que puedan «para que esto acabe saliendo bien».

El jefe del ejecutivo se ha desplazado al hospital Carlos III después de presidir el Consejo de Ministros y allí ha sido recibido a las puertas del centro por el presidente de la Comunidad de Madrid, que había llegado poco antes.