Javier Merino, en agosto durante un acto de los afectados de ses Planes. | Toni Escobar

Javier Merino evoluciona «lenta pero favorablemente» de la enfermedad de malaria que, presuntamente, habría contraído en un viaje reciente a Sudán. El conocido empresario continúa en observación en el hospital de Can Misses, en Eivissa, donde se encontraba pasando el fin de semana junto a su mujer, la modelo y actriz Mar Flores, y sus cuatro hijos.

El paciente «está estable y mejorando», indicaron ayer fuentes hospitalarias. Merino está fuera de peligro tras confirmarse que padece malaria de tipo cuatro, plasmodium ovale, un parásito menos frecuente, pero también potencialmente menos peligroso que el plasmodium falciparum, transmitido por la hembra del mosquito Anopheles y con altas tasas de mortalidad (malaria cerebral), sobre todo en el África subsahariana.

La malaria principalmente se transmite a través de la picadura de un mosquito y sus síntomas son muy variados, empezando por fiebre, escalofríos, sudoración, dolor de cabeza, náuseas, vómitos, tos, dolores musculares, defectos de la coagulación sanguínea, shock, insuficiencia renal o hepática, trastornos del sistema nervioso central llegando al coma si la enfermedad se complica de manera considerable.

Según la información publicada ayer por la página web del diario ABC, el empresario habría sufrido un descenso del nivel de plaquetas en sangre y está a la espera de recibir los resultados de varias pruebas que confirmen que, dentro de la gravedad, todo está en orden.

La relación de Javier Merino con la isla es muy estrecha. Recientemente, el empresario se involucró en una lucha por el medio ambiente formando parte del grupo de vecinos que, encabezados por el popular exmotociclista Ángel Nieto, protestaron contra la construcción de una planta asfáltica y otra de hormigón en la cantera de ses Planes.