Esta imagen de las obras tomada el lunes refleja la amplitud del edificio en el que cabían cuatrocientas personas gracias a sus 25 filas de butacas.

Este lunes la alcaldesa de Sant Josep, Neus Marí, llevó a cabo el acto simbólico de la colocación de la primera piedra del futuro cine de Can Jeroni de la localidad. Sin embargo, este edificio ya tiene una larga historia que se remonta al año 1959, cuando Joan de Cala Vedella decidió construir una sala aprovechando el auge por el cine que se había instalado en la isla.

Según recoge la Enciclopèdia d’Eivissa i Formentera la sala en cuestión recibió el nombre de Sala Jardí y estaba ubicada en el actual solar de Can Jeroni. Su inauguración se llevó a cabo en 1959 y tal y como recuerda el técnico de Cultura del Consistorio josepí, Gerardo Marín, la primera película que se proyectó fue Atila, el rey de los Hunos, dirigida por Douglas Sirk y protagonizada por, entre otros, Jeff Chandler, Jack Palance, Ludmilla Tcherina o Rita Gam.

La Sala Jardí fue una de las más grandes de la isla, puesto que contaba con veinticinco filas de butacas con capacidad para 400 personas, pantalla panorámica y según recoge la Enciclopèdia «electricidad autónoma gracias a un grupo electrógeno de dieciséis caballos que, incluso, sirvió para dar luz a la iglesia de Sant Josep y al núcleo de s’Arrabal».

Durante los catorce años que se mantuvo con vida se convirtió en uno de los epicentros culturales de la localidad. «Eran tiempos en los que resultaba muy complicado desplazarse hasta Eivissa para poder ir al cine con lo que su apertura fue todo un acontecimiento y rara era la vez en la que no estaban prácticamente llenas todas sus butacas», recuerda el propio Gerardo Marín.

En este sentido, son muchos los habitantes de Sant Josep que recuerdan con nostalgia aquellas tardes de cine disfrutando de la magia del séptimo arte entre sus cuatro paredes. «La Sala Jardí tenía una de las mejores máquinas de proyección de la época y por su sala pasaron grandes estrenos, ciclos de películas del Oeste y de la II Guerra Mundial, casi todo el Spaghetti Western y las películas de Les llamaban Trinidad, protagonizadas por Bud Spencer y Terence Hill, y que eran de las preferidas por buena parte del público», explica Marín.

Su declive

Sin embargo, la llegada de los videoclubs, el auge de la televisión y de otras salas de Eivissa y, la facilidad para bajar desde Sant Josep a Vila propició su declive obligando a cerrar su actividad como cine en apenas catorce años.

A pesar de ello y tal y como recuerda Gerardo Marín, la sala siguió funcionando «como centro social y como lugar de celebraciones, bodas y guateques e, incluso, fue la sede del primer mitin que ofreció el partido Unión de Centro Democrático (UCD) en la isla y que fue un tremendo éxito». Finalmente, y antes de ser un centro de exposiciones llegó a convertirse en un almacén «de todo tipo de cosas y desperfectos». Ahora, 56 años después volverá a recuperar su esplendor.