En el centro del aparcamiento de tierra y gravilla que hay junto al Hotel Club S’Estanyol descansan dos vehículos destrozados, un Renault Megane azul, y un Ford Escort. A los dos les han quitado las ruedas. | (c) Sergio G. Canizares

Tras seis intensos meses de trabajo con la llegada del otoño poco a poco van apareciendo en distintos puntos de Eivissa los restos y despojos que deja la temporada estival. Uno de los más llamativos es la gran cantidad de vehículos que son abandonados por sus dueños en descampados, aparcamientos disuasorios o simplemente, en cualquier lugar donde haya un hueco. No importa el modelo, la marca o el tamaño, debido a la humedad, el alto nivel de salinidad de la isla, el vandalismo y en ocasiones, a la presencia de mecánicos que aprovechan para coger piezas, en apenas unos días ya no hay marcha atrás y se convierten en chatarra.

En este sentido la zona de Cala de Bou, en Sant Josep, parece ser uno de los destinos preferidos para esta práctica. Sólo hace falta dar un pequeño paseo para encontrarse con turismos, monovolúmenes, todo terrenos, furgonetas y, en algún caso, motocicletas, que tuvieron un pasado mucho mejor que su presente actual.

Por ejemplo, en el pequeño bosquecillo que hay al final de la avinguda Doctor Fleming de Sant Antoni, junto a la conocida tienda de mascotas El Edén y a escasos metros de la rotonda que conduce hacia Sant Josep, durante estos días descansaban una furgoneta blanca, una motocicleta y un Fiat Punto de color verde. En el caso de la primera, su interior ha sido saqueado de tal manera que por no dejar no han dejado ni el volante ni ningún detalle del salpicadero, y sus puertas laterales han sido reventadas para introducir sin piedad todo tipo de escombros de obra.

Más flagrante es el caso del turismo de color verde, que en apenas un mes ha pasado de presentar un aspecto medianamente respetable a quedar sólo la carrocería y parte de su interior. Primero quitaron los retrovisores, después decidieron abrir el capó para coger algunas piezas del motor, después un mecánico apareció para llevarse las ruedas a plena luz del día y ayer, en donde antes había un motor solo quedaba un hueco y dos grandes piedras.

Aparcados para siempre

Igual panorama ofrece el aparcamiento disuasorio de tierra y gravilla que se encuenta justo enfrente al Hotel Club S’Estanyol y muy cerca del Hotel Mar Amantis. Lo que durante el verano es un lugar habitual para que los turistas aparquen los coches cuando salen de fiesta o cuando no encuentran aparcamiento en los hoteles cercanos es ahora un erial en el que destaca la presencia de varios coches abandonados. En el centro, los restos de un Renault Megane Coupe descansan tranquilamente junto a un Ford Escort negro con matrícula de Valencia. Ambos tienen en común los desperfectos en su carrocería, incluso al primero le han arrancado uno de los faros delanteros, y el no tener ninguna de las ruedas de su tren delantero.

Sin embargo, y más allá de dos furgonetas, una de ellas una Volkswagen Caddy con matrícula británica y una pegatina de ‘vehicle abandonat’ emitida por el Ayuntamiento de Sant Josep, la palma se la lleva un Seat de color morado, cuyo total estado de abandono hace casi imposible determinar cual era el modelo. De su parte delantera han arrancado todo su frontal, sus faros y la matrícula y han reventado el cristal. No tiene ninguna de sus cuatro ruedas y además, esconde una gran sorpresa: su interior está repleto de cientos de películas de vídeo en formato VHS como Snake Eyes, Willow, El prisionero de Zenda, Jassy, Sherley Valentine, La caza del Octubre Rojo, Only you o Los Soprano. Eso sí, el coche en cuestión aún conserva dos pegatinas circulares rojas de una conocida discoteca de la isla.

Igualmente, en la calle Madrid, haciendo esquina con la Calle Navarra de Cala de Bou, descansa una motocicleta scooter de color azul desde hace unos meses con el asiento desconchado, y en estado todal de abandono. Y muy cerca de allí, en la calle Ourense, un vehículo todo terreno de alta gama de color negro descansa con sus cuatro ruedas pinchadas y lleno de restos de barro.

Más allá de Cala de Bou

Pero Cala de Bou no es el único lugar donde encontrar coches abandonados. En la entrada de Ses Païsses, junto a la tapia de la casa cuartel de la Guardia Civil, hay varios vehículos, el más destacado un Seat Ibiza de color azul, que yace en mal estado con un cartel, en este caso blanco, de ‘vehicle abandonat’ del Ayuntamiento de Sant Antoni. Sin embargo, da la sensación de que nadie se ha interesado por él en mucho tiempo.

Estos ejemplos fotografiados por Sergio G. Cañizares son sólo algunos de los muchos que se pueden encontrar en Eivissa, aunque posiblemente con la llegada del invierno aumenten de forma progresiva a no ser que las autoridades competentes tomen cartas en el asunto.