El presidente del Gobierno y del PP, Mariano Rajoy, durante su intervención en un acto celebrado en la localidad segoviana de La Granja de San Ildefonso. | Efe

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha subrayado este sábado la vigencia de la Constitución, que «sigue tan viva como siempre», pero ha admitido que «no es intocable» y se puede reformar, siempre que sea por el «interés real» de los españoles o para desarrollar el proyecto común europeo.

Rajoy ha clausurado en La Granja un acto en defensa de la Constitución en el que ha advertido de que la Carta Magna «no es un juguete» ni admite «bromas ni frivolidades», aunque también ha asegurado que los populares no son «dogmáticos fundamentalistas» de este texto y apoyarán «cualquier reforma futura si es necesaria».

Una vez más, eso sí, el jefe del Ejecutivo ha advertido de que «no es negociable» ni la soberanía nacional ni la unidad de España, como tampoco lo son los derechos fundamentales de los españoles «y la libertad y la igualdad de todos».

En este acto, en el que los dirigentes regionales del partido han leído la llamada «Declaración de La Granja» en defensa de la Constitución, Rajoy ha señalado que en este momento hay que poner en valor que este texto ha hecho posible la mayor etapa de progreso social y económico de la historia de España.

Y eso, ha dicho, hay que explicárselo también «a los adanes que pululan» hoy en el país que «se creen que todo empieza con ellos». «No, este país tiene historia detrás», ha añadido.

También ha tenido un mensaje para los soberanistas catalanes al criticar a quienes se empeñan en «exaltar las diferencias» o promover «aislamientos», cuando a lo que todos los españoles deberían aspirar es a lograr una cada vez mayor integración en Europa.

Igualmente, ha rechazado las tesis de quienes piden un cambio constitucional para conseguir «encajes o acomodos», en clara alusión al Partido Socialista en su defensa de una reforma para encajar mejor las pretensiones de Cataluña.

En la Constitución, ha señalado Rajoy, están no solo las raíces del pasado de España, sino también «los cimientos» de su futuro, y ha considerado que «a todas y cada una de las pegas» que se le puede poner, «cada español puede responder señalando mil y una ventajas».

«¿A alguien se le ocurre otra cosa que hayamos hecho mejor?», ha continuado el presidente, quien ha considerado que la Constitución «es tan buena porque es de todos y no de algunos» y porque en su redacción hubo responsabilidad y se supo pactar y ceder «para ganar todos sin que nadie se sintiera derrotado».

Una responsabilidad a la que ha apelado también ahora, antes de criticar de nuevo a los socialistas por proponer reformas «sin definirlas» o nuevos consensos «sin concretar».

«No es momento de ocurrencias, frivolidades o eslóganes», ha repetido el presidente del Gobierno, quien en cualquier caso ha señalado que la Constitución «se reformará sin duda las veces» que sea necesario siempre que lo exija «el interés general y real» de los españoles o el desarrollo del proyecto común europeo.

Precisamente en Europa se ha detenido Rajoy buena parte de su discurso, y ha contrapuesto las aspiraciones de una mayor integración europea con las de quienes se empeñan en «mirarse el ombligo» defendiendo solo «lo autóctono», pensar en «ensoñaciones» o poner el énfasis en las «diferencias».

Todo en un discurso en el que el presidente ha vuelto a defender, por otro lado, la mejora de la economía en España, tras unos días en los que ha sido muy criticado por la oposición por decir que la crisis «es historia del pasado».

Para Rajoy, «no tienen remedio» quienes niegan la recuperación y se «desgañitan» diciendo que todo va mal, ha arremetido contra los socialistas al señalar que quienes ignoran la mejora económica fueron los mismos que ignoraron la crisis y les ha acusado de «deprimir la autoestima de los españoles».

Además, ha apuntado que igual que es «insensato y contraproducente» decir que «todo va bien» y «cruzarse de brazos», también es negativa la autocrítica que «paraliza», y ha llamado a «cargarse de ilusión, esperanza, motivación y autoestima».

Antes de Rajoy, los barones territoriales de este partido se han repartido la lectura de la «Declaración de La Granja», en la que el PP ha subrayado la defensa de la Constitución frente a «populismos» y «cantos de sirena» y ha proclamado que sólo con la Carta Magna España es capaz de «rechazar planteamientos de radicalidad y de ruptura».

El texto, leído en todas las lenguas cooficiales, avisa también de que sin la Constitución la superación de la crisis sería «mucho más difícil», y señala que «sin democracia representativa y transparencia no existe la regeneración política verdadera».

«España necesita más que nunca la Constitución de 1978. Y nosotros queremos ponerla nuevamente en valor», concluyen los populares en esta declaración que se ha leído en este acto al que el PP ha dado una mayor solemnidad que otras citas del partido.

Tras el acto, Rajoy se ha quedado en La Granja a comer con los presidentes autonómicos y los barones del partido. Estaban todos menos el riojano, Pedro Sanz, que no ha asistido por problemas de salud, y el extremeño, José Antonio Monago, que se tenía que marchar antes.

Todos ellos han estado en este almuerzo informal al que también han asistido los ministros que han acudido a este acto -los titulares de Interior, Hacienda, Empleo e Industria- así como miembros de la dirección del partido, encabezados por la secretaria general, María Dolores de Cospedal, y los vicesecretarios Javier Arenas y Carlos Floriano.

En la comida ha estado asimismo la exministra de Sanidad, Ana Mato.