En la tienda que tiene Cáritas en la avenida de España reina el buen ambiente entre voluntarios y estudiantes. | Toni Escobar

Una decena de estudiantes del colegio Sa Real acudieron el jueves a la tienda que tiene Cáritas en la Avenida de España de Vila, justo enfrente del edificio del Consell d’Eivissa, para colaborar en la recogida y clasificación de lotes de alimentos que esta organización entrega durante estas navidades a las personas más desfavorecidas de la isla.

Según explicó a PERIODICO de IBIZA Y FORMENTERA Araceli Sánchez, responsable de voluntariado de Cáritas, se trata de una actividad que sirve para concienciar a los más jóvenes sobre la necesidad de ayudar a quienes más lo necesitan. «La idea ha partido de una campaña de sensibilización que comenzamos a hacer en diciembre por los colegios de Eivissa y luego se han sumado varios grupos de alumnos de entre 12 y 16 años de los centros de Sa Real y La Consolación que han venido por las tardes».

Gracias a ello los adolescentes conocen de primera mano el trabajo que realizan los voluntarios y la situación de las personas en riesgo de exclusión social. Además, según Araceli Sánchez, todos ellos se muestran muy comprometidos. «Tienen mucha iniciativa, se lo toman muy en serio, siempre están dispuestos a echar una mano, trabajan intensamente durante toda la tarde, y consiguen hacer a la perfección la clasificación de los alimentos para luego distribuirlos y que no falte de nada a la hora de repartirlos».

En este sentido, la responsable de voluntariado de Cáritas aseguró que cada uno de estos lotes de comida contienen una cantidad de productos que no se suelen entregar durante el resto del año. «Gracias a la colaboración de los centros escolares, las distintas parroquias que hay en la isla y muchos particulares podemos dar aceite, azúcar, café, Cola Cao, fruta en almíbar, turrón y hasta bombones», explicó.

Menos que el año pasado

De todo ello, los más demandados son el aceite, las conservas y el Cola Cao, este último, sobre todo entre las familias que tienen niños pequeños. «Seguramente no les servirá para quitarles el hambre durante un largo período de tiempo pero al menos es útil para que puedan disfrutar de unas Navidades algo más dulces dentro de todos los problemas que arrastran», aseguró Araceli.

No en vano los destinatarios principales de estas bolsas son familias y personas en riesgo de exclusión social que no tienen más remedio que acudir a Cáritas para poder comer. Según Sánchez el perfil de los usuarios se ha diversificado «muchísimo» durante los últimos años debido a la fuerte crísis económica que sufre España. «Hasta hace poco eran fundamentalmente inmigrantes pero ahora cada vez hay más españoles en problemas, e incluso, cada vez más personas que aún teniendo trabajo tienen que recurrir a nosotros porque el sueldo tan bajo que tienen en sus empleos precarios no les permiten poder pagar el alquiler de la casa y además comprar comida en un supermercado».

Afortunadamente parece que en los últimos meses aflora un pequeño rayo de esperanza. «Aún no hay que lanzar las campanas al vuelo pero si es cierto que durante estas navidades hemos notado un ligero descenso de personas que acuden a pedir los lotes de comida a Cáritas con respecto al año pasado», concluyó.