Tres devotos ibicencos que han dedicado buena parte de sus energías a la obra cristiana -Juan Cardona Ferrer, Antonio Luis Marí Ramón y Juan Marí Tur, Botja- recibieron ayer en la Catedral de Eivissa la Cruz Pro Ecclesia et Pontificie, considerada como el mayor reconocimiento que pueden recibir los seglares por parte de la Iglesia.

En una ceremonia que se inició a las 18:00 horas con el himno a Santa María, patrona de Eivissa, y que contó con plena representación de las autoridades de todas las administraciones, el obispo de Eivissa y Formentera, Vicente Juan Segura, hizo entrega de las condecoraciones otorgadas a estos tres fieles por el Papa Francisco a petición del propio obispo.

En la primera fila de uno de los laterales se econtraban el presidente del Consell, Vicent Serra; la alcaldesa de Vila, Virginia Marí; la defensora del pueblo, María Luisa Cava de Llano; y el diputado del Parlament Balear Pere Palau.

El senador de las Pitiüses, José Sala, la alcaldesa de Sant Josep, Neus Marí y la alcaldesa de Sant Antoni, Pepita Gutiérrez, ocuparon la segunda línea, mientras que otras autoridades, como el alcalde de Santa Eulària, Vicent Marí, siguieron la ceremonia de pie, como un gran número de feligreses que llenaron el templo.

Los bancos centrales, como dicta el protocolo, se reservaron para los homenajeados y para sus familiares más directos.

La entrega de esta distinción arrancó el unánime aplauso de los presentes, que minutos antes también habían celebrado con ardor la toma de posesión de los sacerdotes Enrique Torres Riera y José Martínez Franco como nuevos canónigos de la Catedral de Eivissa gracias a sus méritos al servicio de la Iglesia.

«Por ser canónigos no cobraréis más -advertía uno de los canónigos más veteranos- la mejor paga que recibiréis será servir al Señor con la máxima fidelidad», antes de profesar su fe y realizar un juramento de fidelidad a la doctrina cristiana.

Tras ello, los nuevos canónigos escenificaron el acto simbólico de ocupar la silla coral que les corresponde y cerraron su nombramiento con una abrazo fraternal al obispo y unas palabras de gratitud.

En el exterior del templo, una sonora traca de pirotecnia daba cuenta de la incorporación de estos dos nuevos canónigos y de la alegría que ello provocaba.

Por otra parte, cabe reseñar que el acto de ayer también coincidió con la celebración de las Segundas Vísperas de la Dedicación de la Catedral de Eivissa, hecho que data de 1817, cuando el entonces obispo Blas Jacobo Beltrán dedicó la Catedral de Eivissa a Santa María como patrona de la ciudad.