Foto del 'poni fugitivo'. | (c) Sergio G. Canizares

Cuenta con unos tres años de edad, mide metro y medio y según los cuidadores del Centro de Protección Animal de Can Dog es medio salvaje y se encuentra en perfectas condiciones físicas. Lo demuestran las cabriolas con que nos recibe cuando lo visitamos. Cuatro días después de ser encontrado aún nadie ha reclamado al poni «fugitivo». Lo recogieron dos agentes de policía el sábado pasado cuando paseaba tranquilamente por la carretera de Cala Tarida, para la sorpresa y alarma de los conductores que transitaban por allí.

En el caso de los perros perdidos la normativa dicta que hay que esperar 21 días antes de entregar el animal en adopción, para dar chance al dueño a reclamarlo. El plazo se aplica también al resto de animales perdidos.

Los cuidadores de este poni explican que si finalmente no es reclamado y alguien decide adoptarlo tendrá que tener en cuenta que es recomendable contar con un terreno suficientemente grande y protegido para que el animal pueda trotar, y alimentarlo diariamente a base de forraje y avena.

No es la primera vez que llega a Can Dog un animal perdido que no es perro ni gato. Una iguana de dos metros es aún recordada por el gestor del centro Jesús Plata: «Su dueño la recuperó una semana después de su aparición. Se la había dejado a un amigo mientras estaba de vacaciones y a éste se le escapó». En otra ocasión recibieron una pitón real, un reptil propio del África tropical de carácter tranquilo. Fue entregada por unos agentes de policía después de habérsela requisado a un residente británico que se dedicaba a cobrar a los turistas por hacerse una foto con. Con el tiempo se ha convertido en la mascota de centro.

Pero el animal que recoge mayoritariamente Can Dog es el perro. Sus instalaciones albergan una media de 100 canes que esperan ser adoptados. Plata recuerda que este trámite no supone ningún coste, excepto el de la tramitación del pasaporte y el pago de las vacunas. «Antes cuidábamos muchos caballos, pero hace cinco años que no tenemos porque hay tantos perros que los nueve trabajadores del c entro no damos abasto», concluye Plata.