Las olas embistieron ayer con mucha fuerza contra la costa ‘josepina’ de la bahía de Portmany. | (c) Sergio G. Canizares

A pesar de que las previsones anunciaban nieve por debajo de los 300 metros, en esta ocasión las Pitiüses no se vieron afectadas por este fenómeno meteorológico pocas veces visto en Eivissa y Formentera. Solo a primerísima hora de la mañana algunos copos se vieron por el cielo ibicenco, ya que ni tan siquiera llegaron a tocar el suelo.

Temperaturas a la baja

Sin embargo, los grandes protagonistas de la jornada de ayer fueron el frío y el viento. En el aeropuerto de es Codolar, la estación que la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) tiene allí instalada, registró una racha de viento de 91 kilómetros a la hora. En ese mismo punto Aemet anotó una temperatura mínima de 4,4º centígrados a las 13 horas y una precipitación de 7,6 litros por metro cuadrado, que contrastan con los más de 52 registrados en Sant Antoni durante toda la jornada.

En Sant Joan, donde l Aemet tiene su segunda estación meteorológica, el termómetro no superó los 5 grados entre las 13 y las 16 horas. De hecho, entre las doce del medidía y la una, la temperatura sufrió un descenso de más de cuatro grados, desde los 8,7º a los 4,4º.

En cuanto a las lluvias, en Sant Joan se registraron a lo largo de todo el día 13,6 litros por metro cuadrado, de los que 11,8 cayeron entre la una del mediodía y las cuatro de la tarde. En el municipio más al norte de la isla de Eivissa también se vieron carreteras blancas por el granizo caído a última hora de la mañana.

Por su parte, el municipio de Vila no registró incidentes destacables según el Ayuntamiento de Eivissa, a pesar de que el viento sopló con mucha fuerza. De hecho, la estación que www.meteoibiza.es tiene en el municipio registró una racha de 85,4 km/h a las 11,30 horas, mientras que la temperatura mínima en Vila fue de 4,8º centígrados a las 12,12 horas.

Como se aprecia en una de las imágenes, varias personas fueron las que tuvieron que prescindir de sus paraguas después de que el viento los rompiera. Esta vez, sin embargo, las precipitaciones no provocaron inundaciones como las del pasado otoño, que llegaron a colapsar las vías de entrada a la ciudad.